España, la historia de todas las Españas
Quienes no conocen la Historia de nuestro país, no entienden ni asumen la antigüedad de la nación española
Manuel lucena giraldo
Hay pocas naciones en el mundo anteriores al nacionalismo . Este se formula tal y como hoy lo padecemos, con sus arrebatos de egoísmo etnicista, lingüístico, cultural, religioso y fiscal, en el siglo XIX. Con su manía exclusivista e ingeniería social educadora de fanáticos, ... considera las lealtades múltiples de la monarquía compuesta y católica (es decir, universal) de los Austrias españoles como una antigualla incomprensible y retardataria.
Por eso, quienes no conocen la Historia de España, de los reyes católicos a Carlos IV, no entienden ni asumen la antigüedad de la nación española. Creen que comenzó en Cádiz en 1812, cuando allí se constató su existencia y actualizaron sus reglas, como dijeron los constituyentes, «para que fuera más feliz». Entendida no bajo el signo de una opresión inventada por escritores de ficción a sueldo autonómico —ahí está para quien quiera «modernidad» de la de ahora, el último, vergonzoso y medieval episodio de las balanzas fiscales, o cómo hacer que no paguen impuestos las personas, sino los terruños—. España, por el contrario, como expresión de una comunidad política a la manera en que la vivieron Lope de Vega, Cervantes, la monja Catalina de Erauso, Jovellanos o Antonio de Capmany. La que articuló en una matriz cultural común los reinos peninsulares antes dispersos e hizo fortuna para todos.
Universalidad El localismo de algunos españoles resulta tan llamativo como hilarante
Cuando uno viaja por el mundo, resulta tan llamativa como hilarante la vocación que tienen algunos españoles por el localismo. Identificados como tales, no dudan en explicar que no lo son, porque su patria, una pobre doncella oprimida, habita en el mítico valle de la bartola, a mano izquierda o derecha de los Pirineos. Todo esto se resuelve con una lección de historia políticamente incorrecta.
Estamos aquí porque ha prevalecido lo que nos ha unido. El primer imperio global de la historia de la humanidad involucró todas las Españas , pues es mentira que aragoneses y catalanes no participaran en él. Vascos compitieron con extremeños, andaluces, castellanos y canarios en el empeño de hallar «tierras por descubrir y por ganar». El primer fraile que celebró misa en América fue el catalán Ramón Pané. Hubo virreyes catalanes del Perú como Amat y fueron marinos vascos y gallegos quienes exploraron el Atlántico sur o Australia. La toponimia española del globo es tan rica porque españoles llegaron allí y se quedaron.
En la historia de aquella España que creó la globalización nos reconocemos en lo que hemos sido, pero sobre todo en lo que debemos ser en adelante: universales.
MANUEL LUCENA GIRALDO ES HISTORIADOR
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