Villarejo ratifica ante el juez que Rajoy tenía «interés personal» en sus gestiones del 'caso Kitchen'

Ataviado con una gorra blanca, gafas de sol y traje oscuro, Villarejo, más comedido que en anteriores ocasiones, ha vuelto a hacer gala del rol tan importante que, a su juicio, ha jugado en este caso en el que ha involucrado de nuevo a la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y a la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal , esta vez en calidad de exministra de Defensa. No ha precisado las reuniones que tuvo con ella, pero sí que lo hizo como representante del Gobierno y hasta poco tiempo antes de ser detenido.

El comisario, que ha declarado ante Manuel García-Castellón durante cuatro horas, ha explicado su papel en el presunto espionaje a Bárcenas, y según fuentes presentes en la declaración, lo ha hecho en los mismos términos que hace un par de semanas en el Congreso y en la misma línea del escrito que envió al magistrado en el que señalaba que Rajoy estaba al tanto de sus gestiones.

Según su versión, ese dispositivo de espionaje se habría montado con recursos policiales y fondos reservados del Ministerio del Interior para sustraer al extesorero información sensible que pudiera hacer daño al partido antes de que él la entregara a la justicia. Actuó, dijo, porque así se lo pidieron el entonces jefe de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas, y el exdirector general de la Policía Ignacio Cosidó.

Villarejo ha ratificado ante el juez que disponía de dos números de teléfono en los que podría contactar con Rajoy para tener una «interlocución directa».

Con ciertas dosis de victimismo, el imputado ha dicho que él pensaba que «en este país se podia denunciar» sin que pasara nada, pero que «depende de a quien se denuncie» porque, en su caso hacerlo le ha llevado a prisión.

Preguntado por qué accedía a la sede de Génova en coche por el garaje ha dicho con cierta soberbia que las «operaciones de inteligencia» hay que hacerlas «de forma discreta», como

Sobre Sáenz de Santamaría ha vuelto a decir que le acompañó al Congreso para revisar si habían puesto micrófonos a Rajoy y ha insistido en que como «responsable máxima» del CNI, estaba informada de «todo».