Victoria Rosell pregunta al PP si al vetarla para el CGPJ está vetando la anticorrupción o al feminismo

Respecto a este último, afeó que «no ponen ningún veto al machismo militante» en la designación de cargos públicos , y en cuanto a la anticorrupción se declaró «orgullosa de un servicio, que no fue a la judicatura sino a la ciudadanía, apartando de la carrera judicial a un juez corrupto» como Santiago Alba, en el litigio que ella mantuvo con él y el exministro de Industria José Manuel Soria y terminó ganando tras haber tenido que renunciar inicialmente a su acta de diputada con Unidas Podemos.

«Que me expliquen que le he hecho yo que no me haya hecho el PP a mí», protestó, recordando ese caso, y sentenció. «Si eso se paga no pudiendo estar en las instituciones… ese veto no me retrata a mí , que me da mucho apuro estar en la primera línea como las personas vetadas; retrata a quienes tendrían que explicar qué es lo que están vetando , si la anticorrupción o al feminismo».

Rosell reconoció que ella se presentó como candidata al CGPJ en 2018 (renunció cuando volvió a presentarse como candidata de Unidas Podemos a las elecciones del año siguiente), pero puntualizó que lo hizo proponiendo un programa y comparecer todos los aspirantes en el Parlamento en lugar de ser elegidos a puerta cerrada; en este sentido, denunció que con este procedimiento «estamos aceptando un nivel de oscurantismo impropio de la democracia».

En todo caso, se negó a «seguirle el juego al PP y que parezca que el problema soy yo y no la ocupación ilegítima que se hace de cargos», con un CGPJ «netamente conservador» que «no obedece a la mayoría» salida de las urnas y «está siendo bastante resistente a las reformas progresistas del Gobierno».

También rechazó la tesis de que los populares la veten por ser diputada de Unidas Podemos. «Si el PP quiere hacer creer que pretenden que sean personas que no tienen ningún antecedente político accedan a las instituciones, está ofendiendo a la inteligencia del pueblo y a la memoria», censuró, recordando que el todavía presidente del CGPJ, Carlos Lesmes , fue cargo del Gobierno de José María Aznar.

Además, Rosell argumentó que despolitizar la justicia «no puede significar desideologizar a los jueces, porque una persona sin ideología es una persona incompleta», y no hay que avergonzarse de «que la gente nos vote». Colateralmente, apostó por «plantear el acceso a la carrera judicial», porque a su modo de ver «tiene un sesgo económico, un sesgo social y un sesgo ideológico más sutil a través de los preparadores», y «el poder judicial tiene que parecerse más a la sociedad a la que tiene que servir».