Víctimas del ejército de Yahya
«Estamos preparados para soportar bajas, pero ¿lo está la opinión pública española?», preguntaban los militares españoles
El arma más mortífera de la insurgencia volvió a cebarse con las fuerzas españolas. Estos artefactos explosivos (IED, por sus siglas en inglés) causaron en los primeros meses de 2009 el triple de muertes que en el mismo período del pasado año, según la Organización ... Conjunta Contra Explosivos Improvisados, dependiente del Departamento de Defensa americano, y son el mayor enemigo en la guerra de Afganistán. Escondidos en coches, animales, árboles o bajo tierra a la espera de ser detonados al paso de un convoy, la insurgencia ha demostrado haber evolucionado en las diferentes maneras de prepararlos.
«Pashtun Zarghun no es Shindand, pero vuelve a quedar claro que la amenaza crece», aseguran fuentes militares españolas consultadas en Kabul. Cuando había que hablar de «zonas rojas» los mandos españoles miraban hasta ahora al sur y especialmente a Shindand, el último lugar en el que la sangre española tiñó de rojo el suelo de Afganistán por culpa de un artefacto explosivo improvisado. Aquel 24 de septiembre de 2007 fallecieron los soldados Germán Pérez Burgos y Estanley Mera Vera y el traductor Roohulah Mosavi. Ayer el cabo Ancor perdió la vida por una acción similar.
Esta vez el lugar elegido fue Pashtun Zarghun, una zona al este de Herat sobre la que las autoridades afganas llevan meses advirtiendo por su peligro. El último en hacerlo fue el propio gobernador de Herat, Ahmad Yousaf Nuristani, que señaló al señor de la guerra local y comandante de Hizb-Islami, Ghulam Yahya Akbari. como la principal amenaza para el gobierno de Kabul y las fuerzas internacionales en la zona.
Periodistas locales consultados por ABC apuntaron «sin duda» a los hombres de Yahya como los culpables de esta última acción contra los españoles. Las fuerzas especiales norteamericanas decidieron tomar cartas en el asunto y pocos días antes de las elecciones del pasado 20 de agosto lanzaron una operación para acabar con Yahya. No lograron su objetivo y mataron a su hijo Zekria, de 25 años. Desde entonces la oleada de violencia no ha parado y el ataque de ayer es el más grave contra las fuerzas de la OTAN en la ciudad después de los lanzamientos de cohetes contra la base internacional y el aeropuerto de Herat.
«Estamos preparados para soportar bajas, ¿pero lo está la opinión pública española?», preguntaban a este enviado especial los militares españoles durante el empotramiento realizado a comienzos de septiembre. La Task Force Fuerteventura, a la que pertenecía el cabo asesinado, nos abrió sus puertas para mostrarnos el equipamiento, los vehículos y su capacidad de respuesta. Montamos en un BMR como el que ayer resultó alcanzado que estaba listo para salir en cuanto recibiera la orden. Es la conocida como fuerza de reacción rápida y sus mandos en Herat saben muy bien el peligro al que se enfrentan cada vez que salen de la base, «pero para eso estamos aquí, es nuestro trabajo».
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