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«Utilizan hasta trajes de buzo con aletas para colarse en Ceuta de forma clandestina»

Varias mujeres acogidas en el CETI de Ceuta se asean en las instalaciones.ABC

CEUTA. Más de 750 inmigrantes, especialmente subsaharianos, conforman la población clandestina residente en Ceuta, que se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para el Gobierno. Sobre todo, por lo complicado de su expulsión, ya que requiere un exhaustivo trabajo previo de identificación que no siempre resulta cómodo ni fructífero.

De los 750 inmigrantes, 450 están acogidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Todos ellos tienen bloqueada su salida a la Península salvo en casos excepcionales de reunificación familiar o de persecución política. Esta situación ha provocado que hoy por hoy la inmigración clandestina se haya convertido en el máximo foco de atención de las Fuerzas de Seguridad, que están investigando qué tipo de redes se encuentran detrás de estas entradas indiscriminadas de inmigrantes en la ciudad autónoma. En sólo un mes y medio, han entrado más de doscientos indocumentados sin que se sepa a ciencia cierta la vía empleada.

«Para colarse, han podido emplear trajes de buceo y aletas para nadar, han podido saltar por la valla del perímetro fronterizo, han podido entrar escondidos en coches...». El que habla es un agente de la Policía Nacional destacado en la frontera, uno más del rosario de agentes de este Cuerpo y de la Guardia Civil que han blindado los accesos a Ceuta desde Marruecos.

Lo cierto es que Para Ceuta ha terminado por convertirse en el tapón español de los inmigrantes dando forma a lo que ya se denomina una «bomba de relojería»: la existencia de más de 200 clandestinos que viven hacinados en los barracones del Sardinero, al no tener espacio en el CETI. Todos ellos están siendo identificados y fichados. Por el momento ya se ha ordenado la expulsión de 85 de ellos y la tramitación de 17 peticiones de asilo.

Mienten sobre su lugar de origen

«Muchos de los que nos han solicitado asilo decían venir de países que están en guerra, de Liberia o Sierra Leona, y al final han resultado ser nigerianos», indican fuentes de la Delegación del Gobierno. Estos clandestinos, cuyos testimonios son falsos, han recibido ya la orden de expulsión por lo que presumiblemente serán retornados a sus países de origen.

No obstante y de momento, este retorno sólo es factible con los súbidtos nigerianos, según han informado fuentes del Colegio de Abogados de Ceuta, que se encuentra ahora tramitando las alegaciones de los subsaharianos que han recibido la orden de expulsión. De hecho, el Gobierno sólo ha conseguido expulsar a casi 100 paquistaníes y a unos 50 nigerianos desde que funciona el CETI. Todos ellos fueron deportados tras ser identificados por los consulados de sus países.

Así las cosas, quedan varias semanas por delante hasta que la ciudad autónoma vuelva a las cotas normales de inmigrantes que puede soportar y que, a juicio de la Delegación, no pueden ser más de 450. De momento el CETI funciona «a la perfección, ofreciendo actividades, asistencia jurídica, sanitaria y humanitaria a los acogidos. El resto -los que permanecen en la calle- reciben el apoyo de los hermanos franciscanos de la Cruz Blanca, la Vicaría de Ceuta y las hermanas Carmelitas de Vedruna.

Mientras tanto, las Fuerzas de Seguridad siguen trabajando en el freno a las entradas clandestinas y recuerdan que sólo en 2002 consiguieron abortar la entrada de 7.887 extranjeros.

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