Unos 110 colaboradores afganos permanecen atrapados en Kabul
Exempleados de la Agencia de Cooperación piden al Gobierno un plan de evacuación para salir de Afganistán
Ni dirigentes de la agencia ni del Ministerio de Exteriores se han puesto en contacto con ellos

Cerca de 110 colaboradores afganos que trabajaron para la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (Aecid) en Afganistán en la provincia de Badghis siguen atrapados en Kabul, ciudad convertida en lugar de la desesperación desde la llegada de los talibanes. Esa cifra ... de personal local que colaboró con la misión humanitaria española en el país asiático puede ser mucho mayor. Gran parte del contingente de colaboradores no ha sido capaz de llegar a la capital y permanecen escondidos en sus ciudades, algunos a miles de kilómetros de la única salida: el aeropuerto Hamid Karzai.
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Entre todos ellos hay médicos, farmacéuticos, administrativos, veterinarios... que por haber colaborado con misiones extranjeras están en el punto de mira de los talibanes. En la misión de evacuación, que terminó el pasado viernes, España trasladó a 2.206 personas, entre ellas 34 colaboradores de la agencia de cooperación, más sus familias, sumando en total 160 personas. En esta ocasión a los más de cien cooperantes que no han logrado ser evacuados de Kabul habría que sumar a sus familias, lo que elevaría la cifra de personas a auxiliar a más de 700.
Con salvoconducto
Este centenar de extrabajadores de la Aecid, que colaboraron con la agencia mientras esta estuvo desplegada en Afganistán entre 2005 y 2013, se desplazaron desde 33 provincias hacia Kabul con el salvoconducto bajo el brazo que les dio el Ministerio de Exteriores con la esperanza de poder coger un avión: «Me enviaron una carta de confirmación para salir con mi familia del país. Fuimos al aeropuerto el 23 de agosto, ya que nos llamaron porque teníamos hueco en un vuelo a las 5 de la mañana, pero desgraciadamente nos quedamos en la terminal durante tres noches con mis cinco hermanas y tres hijos, el más pequeño de cuatro años», cuenta a ABC Sayed, un asesor técnico que colaboró con la agencia española entre 2009 y 2012, que asegura que fue «la mala coordinación de los militares» lo que les privó de salir del país. « Los militares pudieron hacer más, pero su cooperación fue muy débil», relata otro excolaborador, Gul.
Sayed no es el único que tiene una carta que acredita su vinculación con el Gobierno español. Muchos de sus compañeros, como Ghulan o Abdul también poseen este pase hacia la libertad, pero cuentan que «a pesar de que la mayoría teníamos correos electrónicos y cartas de confirmación, se nos negaron ». Aún desconocen el motivo de esta denegación.

Gul, quien trabajó como responsable de Farmacia, mantiene todavía la esperanza en que sea posible salir del país. «Estamos esperando instrucciones del equipo de la Aecid y del Ministerio de Asuntos Exteriores» . Sin embargo, según este personal afgano, ni la agencia ni el Gobierno de España se han puesto en contacto con ellos. Los que sí se han comunicado con ellos son los españoles con los que estuvieron trabajando codo con codo en las zonas más remotas y pobres de la parte occidental de Afganistán levantando campamentos, potabilizando agua, o construyendo granjas de pollos. «El equipo que trabajó para la Aecid se ha preocupado por nosotros desde que la situación empeoró. Ellos trataron de hacer todo lo posible, no durmieron durante días porque estaban familiarizados con la situación en Afganistán. Ellos sí que nos están ayudando, intentando hacer llegar nuestras demandas a la agencia», cuentan Gul y Adib desde Kabul.
Este personal español que trabajó en Afganistán, que prefiere mantener el anonimato, no entiende que se haya descrito como ‘cumplida’ la misión de evacuación, cuando aún quedan centenares de colaboradores con la agencia española sobre el terreno. «No entendemos el plan de evacuación, porque el Gobierno dice que han evacuado a más de 1.600 personas que colaboraron con España, pero esos números no nos cuadran. No sabemos a quiénes han evacuado», aseguran las mismas fuentes.
La única réplica que han tenido desde la agencia española es que «ahora mismo no tienen una respuesta inmediata», y que trabajarán «con los gobiernos extranjeros para identificar una posible solución» en las próximas semanas. Pero tanto Gul, como Adib, como Sayed, como todos sus compañeros saben que el tiempo corre en su contra: «Sabemos que no serán ni horas ni días, sino semanas. Imagina cómo las familias están sufriendo en Kabul», cuenta Adib.

Sin respuestas
ABC preguntó a responsables de la Aecid por la estrategia para poder evacuar a estas personas y si se tiene una lista de las mismas. No aportaron ningún dato y se remitieron al Ministerio de Exteriores, que es quien tiene las competencias para estudiar el plan de evacuación. Sin embargo, desde el departamento que dirige José Manuel Albares se remitieron a la comparecencia del ministro el pasado lunes.
En esta intervención, el jefe de la diplomacia española resaltó que un centenar de países, entre ellos España, están trabajando para poder seguir evacuando a antiguos colaboradores afganos y que han recibido «garantías de los talibanes» de que aquellos que tengan autorización de viaje de esos países podrán salir. Sin querer entrar en más detalles sobre cómo se va a proceder con estas evacuaciones, más allá de que son muchos los países que están trabajando para «sacar a todos nuestros colaboradores en el menor tiempo posible», recalcó que «solo se podrá comentar cuando haya terminado por motivos de seguridad».
Por su parte, preguntado ayer el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, tras el Consejo de Ministros por la situación de estas personas, volvió a apelar a la necesidad de discreción por motivos de seguridad para no entrar en detalles sobre las gestiones que está realizando para poder seguir sacando de Afganistán a antiguos colaboradores y sus familias. Bolaños repitió la máxima que desde el inicio de la crisis en el país asiático el Gobierno de Pedro Sánchez lanza de «no dejar a nadie atrás» y remarcó el propósito del Ejecutivo de «seguir salvándoles la vida».
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