El 23 F, la última operación de la 'Transición Paralela'
La obra del historiador Roberto Muñoz Bolaños: «El 23F y los otros golpes de Estado de la Transición», reconstruye
Carlota PérezPocas incógnitas quedan por descubrir de la tarde-noche del 23 de febrero de 1981. Es bien sabido que durante la segunda votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, el teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el Congreso de los Diputados; que al grito de «quieto todo el mundo», solo tres diputados se mantuvieron de pie: el general del Ejército, Manuel Gutiérrez Mellado, el todavía presidente Adolfo Suárez y el secretario general del Partido Comunista, Santiago Carrillo o que el Rey Juan Carlos tuvo un papel trascendental en poner fin a la sublevación de algunos cargos militares.
Pero no son tan conocidas las operaciones conspiratorias que precedieron y, desembocaron en el golpe del 23-F.
Tampoco se han conocido al detalle las intentonas golpistas posteriores como la de Ynestrillas en 1982 y la de De Meer tres años más tarde.
Por eso el libro 'El 23-F y los otros golpes de Estado de la Transición' (Espasa, 2021) del historiador Roberto Muñoz Bolaños se convierte en una obra para entender el contexto anterior y posterior al golpe fallido de Tejero. Se trata de la primera obra que cuenta con el sumario del juicio militar, y que el autor lo consiguió «por casualidad, a través del abogado de Tejero, que era amigo de mi familia y un día tomando una copa me dijo ‘yo tengo el sumario, ¿lo quieres leer?’ y de ahí salió mi tesis doctoral y ahora este libro», cuenta Muñoz Bolaños a ABC.
«Aunque en el libro relato con mucho detalle lo que pasó la noche del 23-F, esa noche es la que menos me importaba. Lo que más me interesaba era qué había pasado antes. ¿cómo se llego al golpe de Estado? ¿Qué fue la transición paralela? ¿Qué otras operaciones golpistas hubo?», explica el autor.
El año más difícil de Suárez
El contexto de la España de 1980 es complicado y los meses que precedieron al golpe fueron un caldo de cultivo favorable al mismo: crisis económica; el año más sangriento del terrorismo; la descentralización del Estado y la incapacidad del Gobierno de Adolfo Suárez por hacerse con la situación.
Esto motivó a personalidades civiles como el periodista Luis María Ansón y a López Rodó a poner el germen de la ‘Solución Armada’. «Lo que existe es una operación civil que tiene un componente militar. Pero esta operación civil, tal y como se diseña es totalmente legal: llevar a cabo una moción de censura a Suárez para investir como presidente de Alfonso Armada», señala Muñoz Bolaños. Esta ‘Solución Armada’ era un calco de la ‘Operación De Gaulle’ que se llevó a cabo en Francia para aupar a un militar a la presidencia del gobierno. Aunque con anterioridad se tuvo conocimiento de algunos movimientos dentro de las Fuerzas Armadas para cambiar el gobierno de España, la falta de un liderazgo claro dentro de las mismas hizo que tanto la más famosa ‘Operación Galaxia’ o la ‘Intentona Torres Rojas’ no tuvieran recorrido.
Sin embargo, «que diputados del PSOE, PCE, UCD, Coalición Democrática, directivos de la CEOE, militares…y hasta el Rey supieran de este plan para llevar a Armada a la presidencia del Gobierno, hizo que se viera un posible éxito en la operación», apunta el investigador. «Pero la dimisión de Suárez anula la moción de censura y la decisión de nombrar a Leopoldo Calvo Sotelo como candidato complica en demasía que Armada pueda presentarse a la presidencia», explica el profesor de las universidades Francisco de Vitoria y Camilo José Cela.
Giro golpista de Armada
Con la opción constitucional bloqueada, Armada mantiene su idea de investirse presidente del Gobierno y «utiliza el mecanismo pseudconstitucional vinculando la Operación Giro de Timón a un Golpe de Estado, que es el de Tejero», señala el historiador, que destaca la inexistencia de testimonios del general Armada para saber si este giro anticonstitucional para llegar al poder fue por mera sed de poder.
El papel del monarca durante la noche del 23-F fue trascendental para apaciguar, no solo los ánimos de los militares golpistas que creían estar actuando bajo las órdenes de don Juan Carlos, sino también los ánimos de los españoles que veían como la recién conquistada democracia se podía venir a bajo. «El Rey entiende que la mejor opción para todos (líderes políticos, Armada y él mismo) es grabar un mensaje donde afirma que defiende el orden constitucional», continua el profesor que también evidencia el papel del CESID (el Centro Nacional de Inteligencia), ya que hasta después del golpe no hubo un director al mando del centro, «lo que demuestra la falta de confianza y de coordinación en el centro de información».
«Una vez que se tiene conocimiento de que Armada está detrás de la operación golpista, la situación es mala fuera como fuese el resultado del golpe. Mala si el Golpe salía a delante, porque Armada había cometido el error de afirmar delante de Milans del Bosch que el Rey estaba detrás de la operación», apunta el historiador, que decribe a Tejero como el títere de la operación, y quien pone fin al golpe al ver que «le han tomado el pelo porque Armada le presente un gobierno integrado por socialistas y comunista y es entonces cuando el teniente general no deja que el general Armada hable a los diputados».
La obra de Muñoz Bolaños habla de conjuras y enredos entre diferentes actores de la sociedad española: políticos, periodistas, militares que cambia el discurso oficial sobre lo que pasó el 23 de febrero de 1981.