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Análisis

El tramposo impertinente

La gran paradoja que retrata a Puigdemont como un falso héroe se basa en que la manipulación de la realidad es precisamente lo que la hace parecer creíble mientras se exhibe a sus anchas en Europa

Carles Puigdemont, ete lunes a su llegada a Copenhague EFE
Manuel Marín

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Carles Puigdemont ya se ha convertido a los ojos de cualquier demócrata en un viajero impertinente, en la víctima propiciatoria de sus propios desvaríos, y en un tramposo tan tenaz como bien asesorado. Es un delincuente con credenciales de presunto que a fuerza de retorcer ... la ley a conveniencia de parte no solo está prolongando la agonía institucional de Cataluña, sino que vuelve a sembrar dudas sobre la fortaleza del Estado para combatir sus abusos. Todo este proceso de sucesión en busca de un nuevo futuro para Cataluña se ha convertido en un mal sueño en el que Puigdemont ha vuelto a acaparar la iniciativa de un Parlamento secuestrado por sus propias contradicciones y debilidades. Se da por hecho que Puigdemont no volverá a presidir la Generalitat, y así debe ser. Pero las apariencias de esa realidad virtual y tóxica hacen que todo parezca frágil a su alrededor… excepto él.

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