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Torra visitó 30 veces la cárcel para ver a los presos del 1-O en 21 meses de mandato

El «president» va las mismas veces a la prisión que a su escaño para ser fiscalizado por la oposición

Quim Torra, en una visita a Lledoners EFE

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«Sean, pues, mis primeras palabras para enviar un recuerdo emocionado a todos los que, por el simple hecho de permitir votar al pueblo de Cataluña, son hoy privados de sus derechos, privados de libertad sin sentencia, rehenes de un Estado que ha vulnerado las reglas democráticas más elementales. (...) Lo repetiremos todas las veces que haga falta, nunca nos cansaremos de recordarlos, porque nunca nos cansaremos de luchar por su libertad». Con estas palabras, Quim Torra inició su discurso como candidato a la Presidencia de la Generalitat, en el Parlamento de Cataluña, el 12 de mayo de 2018. Dos días después, se convirtió en presidente autonómico. Desde entonces, tal y como adelantó en sus primeras intervenciones públicas, su mandato ha girado alrededor de los condenados por el Tribunal Supremo por llevar a cabo un referéndum ilegal.

Pese a tener las llaves de las prisiones de Cataluña, pues la competencia de la gestión de las cárceles corresponde a la administración autonómica, Torra no se ha atrevido a incumplir con la legalidad , en este aspecto, en los alrededor de 21 meses de mandato que lleva. Su final como político vendrá por desobedecer a la Junta Electoral, que ordenó retirar una pancarta partidista del balcón del Palacio de la Generalitat. Lo hizo tarde. Simbolismo con consecuencias judiciales.

Las que no han sido simbólicas fueron sus visitas a las cárceles para visitar, charlar y gobernar de la mano de los condenados por el procés. Una de las primeras cosas que hizo, ya como presidente de la Generalitat, fue desplazarse hasta Madrid para reunirse con los líderes independentistas presos (en aquel momento aún en prisión preventiva). Torra estrenó su mandato con una fugaz gira que le llevó a los centros penitenciarios madrileños de Estremera, Soto del Real y Alcalá Meco. Desde allí, compareció ante la prensa en una imagen que ha repetido en decenas de ocasiones a lo largo de su paso por el gobierno autonómico.

Punto de reunión

Según los datos recopilados por ABC, Torra ha ido a las prisiones a reunirse con los condenados por el Supremo hasta en 30 ocasiones, solamente entre mayo de 2018, cuando fue elegido presidente, y enero de 2020, cuando ha anunciado el final inminente de su mandato , aunque no ha concretado oficialmente la fecha de las elecciones. En total, el presidente autonómico ha ido 14 veces a Lledoners (Barcelona), dos a Estremera, dos a Soto del Real, dos a Alcalá Meco y 10 a Puig de les Basses (Gerona) y Mas Enric (Tarragona). En estas dos últimas se encuentran la exconsejera de la Generalitat Dolors Bassa y la expresidenta del Parlamento autonómico Carme Forcadell, respectivamente.

Las mencionadas anteriormente son las visitas oficiales, pero la vida interna del procés discurre, a diario, por las cárceles en las que cumplen condena los exconsejeros de Puigdemont, el líder de Òmnium, Jordi Cuixart, y el expresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez, donde se celebran constantes reuniones de carácter discreto.

Entre abogados, cargos orgánicos de los distintos partidos secesionistas y entidades independentistas, representantes institucionales y emisarios de distinto rango, no hay semana en la que no salgan decisiones o consignas de las prisiones catalanas. En estos momentos, el foco está situado en Lledoners, donde cumplen pena los Jordis, Junqueras y los exconsejeros.

También han pasado por este centro de operaciones dirigentes y referentes de otros partidos. El último, que se haya hecho público, Andoni Ortuzar, presidente del PNV. Lo hizo el miércoles y acompañado de un séquito –como es habitual– encabezado por Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso. La visita a las cárceles ya forma parte de las reuniones de los que empatizan con los presos secesionistas cuando acuden a Barcelona. Fue el caso de Ortuzar, por ejemplo, que incluyó Lledoners en su viaje, al igual que una reunión con Josep Sánchez Llibre, presidente de Fomento del Trabajo, y un encuentro con Artur Mas y David Bonvehí (PDECat).

Iñigo Urkullu, presidente del gobierno vasco, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, José Montilla, expresidente de la Generalitat igualmente han pasado por las cárceles para charlar, principalmente, con Oriol Junqueras, quien sigue controlando ERC desde prisión y sigue estando en consideración política para sus visitantes, pese a estar condenado por sedición y malversación a 13 años de prisión y 13 años de inhabilitación para cargo público.

Trato de favor

La vida política en las prisiones es tan activa que Torra ha visitado a Junqueras y al resto de presos las mismas veces que ha ido al Parlamento de Cataluña para someterse a la vigilancia de la cámara. En lo que va de su mandato, unos 21 meses, la oposición solo ha podido controlarlo directamente, con preguntas, en 30 ocasiones (de las que 25 fueron sesiones de control de cinco minutos). Torra visita por igual la cárcel que el escaño para someterse al control parlamentario. Un escaño que ya solo ocupa como presidente autonómico, pues el Supremo avaló la retirada de su acta, ordenada por la Junta Electoral Central, a la espera de que el Alto Tribunal decida en firme sobre su condena por desobediencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Así, se entiende la advertencia de la Fiscalía de Cataluña, que en su memoria del año 2018, tal y como informó ABC en septiembre de 2019, considera «anormal» la presencia de políticos en las cárceles para verse con los líderes del procés. Se aprovechan de que, según la normativa, estas visitas no computan como privadas o familiares y tampoco están limitadas. Una grieta por la que colar visitas a unos presos que son considerados, por el mismo Torra, como «presos políticos».

Incluso el director general de Instituciones Penitenciarias de la Generalitat, Amand Calderó , considera que los líderes del 1-O son «presos políticos» represaliados por su ideología y no por saltarse la ley y las advertencias de los tribunales de Justicia.

Torra, deja como obra de gobierno 30 visitas a las cárceles para reunirse con los presos del 1-O. De momento.

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