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Un líder de la CUP reconoce los «muros humanos para evitar la acción policial» del 1-O

Los testigos de las defensas tratan de blanquear el Diplocat y el referéndum ilegal

Vídeo: Marchena advierte a David Fernàndez (CUP) que no contestar a las preguntas del abogado de VOX supondría consecuencias (ATLAS)

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Una nueva atmósfera inunda el solemne salón de plenos del Tribunal Supremo. El desfile de los testigos propuestos por los abogados de los acusados, que comenzaron a declarar el pasado miércoles, ha abierto una nueva fase en el juicio oral a los líderes del «procés», con una visión en las antípodas a las tesis acusatorias sobre lo que sucedió en Cataluña en el otoño de 2017.

Ayer, estos testigos trataron de blanquear el referéndum ilegal del uno de octubre –una jornada crucial en el plan secesionista ilegal enjuiciado–, y las actividades del Diplocat , el órgano de promoción del «procés» en el extranjero, a través del que se cometió malversación según la acusación fiscal. Un ejemplo fue Jordi Armadans, el director de Fundación por la Paz, que dijo que solo vio «civismo» en el 1-O.

Según lo que vieron o recordaron ver, también calificaron de jornada «festiva», con cánticos y flores, la concentración del 20 de septiembre ante la Consejería de Economía, en la que una masa acosó a la Guardia Civil, destrozó tres vehículos oficiales , y retrasó la salida de la comitiva judicial, forzando a la letrada de la administración de justicia a huir por la azotea.

En esa batería uniforme de testimonios sobresalió el del antiguo diputado de la CUP David Fernández, que admitió que los «muros humanos» que se formaron en los colegios el 1-O pretendían frustar la actuación de la Policía, que cumplía una orden judicial. ¿Cómo lo hicieron? «Interponiendo los cuerpos de forma pacífica (según él) y construyendo una barrera, muro o muralla humana, dificultando la tarea de los agentes policiales», detalló.

Demostrar la violencia

Fernández reconoció que en el 1-O hubo comportamientos agresivos e insultos, pero los tachó de «puntuales y espontáneos». La Fiscalía considera que los líderes del «procés» asumieron la previsible violencia de aquella jornada como una realidad inevitable, dentro de su estrategia para alcanzar la independencia por las vías ilegales. Demostrar esta circunstancia será decisiva para que haya una condena por rebelión, el delito más grave sobre la mesa.

El líder de la CUP explicó que participó en el impulso del proyecto «En pie de paz» , que se presentó el 18 de octubre, para difundir lo que denominó «la cultura no violenta de la desobediencia civil». Practicaron ejercicios en los que enseñaron a resistir y entrelazarse para enfrentar las actuaciones policiales, exactamente lo que sucedió días antes el 1-O; unos talleres que impartieron a los CDR , entre otros colectivos.

En la sesión, Manuel Marchena intervino para cortar el testimonio de Enoch Alberti, un catedrático de Constitucional que participó en la redacción del Libro Blanco, un documento que presentó Artur Mas en 2014, considerado la semilla del «procés». «No puedo permitir que el juicio se convierta en una disertación de un constitucionalista (sobre el derecho de autodeterminación), esto es un insulto al tribunal», intervino el juez para abroncar al abogado que interrogaba.

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