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Solemne funeral por las víctimas del 11-M en La Almudena

La Familia Real al completo presidió hoy en la Catedral de La Almudena de Madrid los funerales de Estado por las 190 víctimas mortales de los sangrientos atentados del 11 de marzo. En un ambiente de dolor contenido, los Reyes, el Príncipe, las infantas, sus maridos y la prometida de don Felipe dieron el pésame uno a uno a los familiares de los fallecidos. El acto solemne estuvo oficiado por el cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela. A la misa acudieron los miembros del Gobierno en funciones al completo, representantes de todas las formaciones políticas, presidentes autonómicos y altos representantes institucionales. Entre las más de 1. 500 personas que se dieron cita en el templo se encontraban dirigentes de más de 50 países, así como representantes de numerosas casas reales, además de los familiares de los fallecidos. Don Juan Carlos, Doña Sofía, el Príncipe Felipe y su prometida Letizia Ortiz, los duques de Lugo y los duques de Palma, de luto riguroso, llegaron a la catedral a las 12. 00, y fueron recibiendo a su entrada al Arzobispado de la catedral a todos los dirigentes internacionales que fueron llegando a la Almudena para presenciar las exequias por las víctimas del 11-M, a quienes les trasladaron el pésame por los sangrientos atentados. La catedral se quedó pequeña para todos los asistentes congregados en el templo. De hecho, tuvieron que colocarse sillas en las naves laterales y en los pasillos para acoger a todas las personalidades y familiares que se dieron cita en la Almudena. Además, fuera, en la Plaza de la Armería y en los jardines de la Plaza de Oriente, se colocaron dos pantallas gigantes para que los ciudadanos pudieran seguir la ceremonia. En la Puerta de Sol también se habilitó otra pantalla para ver lo que ocurría dentro del templo. Sobre las 12. 40 y con los bancos llenos, la Familia Real hizo su entrada en la catedral junto a Rouco Varela, mientras el órgano interpretaba el himno nacional al que siguió, antes del inicio de la homilía, 'El misterio de la muerte' de Bach. Frente al altar mayor se encontraba el cirio pascual, a su pié una cruz de flores rojas en memoria de las víctimas del 11-M.

ENTRE LÁGRIMAS La Familia Real se situó frente al Altar Mayor, en cuyo fondo se colocó un lienzo blanco con un gran lazo negro. A su lado, el Príncipe, Letizia Ortiz, las Infantas y sus maridos. Detrás de ellos, en la nave central, se situaron los familiares de las víctimas de los atentados. Solemnidad de los asistentes en el acto, en el que los familiares no pudieron ocultar los gestos contenidos de dolor por la pérdida de sus seres queridos. En un momento de la ceremonia, algunos de ellos se acercaron hasta los monarcas, quienes entre lágrimas les dieron su pésame. En un lateral del templo se situó el Gobierno en funciones en pleno y representantes de los partidos políticos, encabezados por el próximo presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y los presidentes de las comunidades autónomas. Los jefes de Estado y de Gobierno y príncipes herederos se situaron en otra nave. Finalizada la misa, don Juan Carlos y Doña Sofía se dirigieron a los bancos que ocupaban los familiares de las víctimas y, uno a uno fueron estrechándoles la mano y dándoles sus condolencias, además escucharon las palabras de agradecimiento y desaliento que éstos les dirigían. Les siguieron el Príncipe, doña Letizia y los duques de Lugo y Palma. El pésame se prolongó durante casi media hora, en la que la Familia Real se unió al dolor de quienes han perdido a sus seres queridos. REPRESENTANTES INTERNACIONALESEntre los asistentes se encontraban el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, además del presidente de Francia, Jacques Chirac, y los jefes de Gobierno de Alemania, Reino Unido y Polonia, Gerhard Schröder, Tony Blair, y Leszek Miller, respectivamente. También acudieron el primer ministro checo, Vladimir Spidla, y el irlandés, Bertie Ahern, que ocupa además la presidencia de turno de la UE. Acompañaron a las autoridades españolas y familiares de las víctimas los primeros ministros de Rumania, Adrian Nastase; de Albania, Fatos Nano; y Bélgica, Guy Verhofstadt. Asimismo, el presidente de Portugal, Jorge Sampaio, y su ministra de Asuntos y Comunidades Portuguesas, Teresa Gouveia, así como el presidente de la República italiana, Carlo Azeglio Ciampi, se encargarán de representar a sus países en los funerales de Estado. En nombre de la Unión Europea se desplazaron a Madrid la vicepresidenta de la Comisión, Loyola de Palacio, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes y el presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox. Al funeral acudieron también los príncipes Carlos de Inglaterra, Haakon de Noruega, Felipe de Bélgica y el marroquí Moulay Rachid. También acudieron, entre otros a la cita en Madrid su alteza el Gran Duque de Luxemburgo, el presidente de Bulgaria, Georgi Parvanov, el príncipe heredero Alberto de Mónaco, así como el príncipe Falsal bin al Hussein y princesa Alia al Feisal de Jordania. El príncipe heredero Federico de Dinamarca, el jefe de Estado de Andorra, Joan Enric Vives, el copríncipe de Andorra, y el jefe de Gobierno, Marc Forné, tampoco faltaron. "DOLOR, ESPERANZA Y ORACIÓN" Rouco, en una misa cantada por la coral de Nuestra Señora de la Almudena, se dirigió durante su homilía a los familiares de las víctimas, a quienes dijo que todos compartían con ellos "el dolor, la esperanza y la oración". "El dolor es muy grande desde aquel día negro que segó la vida de vuestros seres más queridos", dijo el cardenal, recordando que aquel fatídico 11 de marzo el dolor se hizo patente no sólo en Madrid, sino en toda España y el mundo entero. "Hemos llorado juntos y no queremos dejaros solos", afirmó Rouco Varela, quien dijo que frente a la estrategia del odio, hay que utilizar la estrategia del amor. La elección de un templo y una ceremonia católica para el funeral de estado motivó en un primer momento que los representantes de las confesiones religiosas minoritarias en España -evangélicos, musulmanes, judíos adventistas, agnósticos y ateos- expresaran su "profundo malestar" porque este acto en memoria de los fallecidos el 11-M se oficiase bajo el rito católico. Pero finalmente estuvieron presentes en la misa en memoria de los 190 fallecidos. MÁXIMA SEGURIDADAnte la masiva asistencia de personalidades de todo el mundo, la ciudad de Madrid extremó las medidas de seguridad para evitar cualquier tipo de incidente. Más de 1. 500 agentes agentes repartidos por la ciudad se encargaron de controlar las calles y accesos a la capital, sobre todo se tomó especial atención a los trayectos de los visitantes, desde la terminal oficial de Barajas y en la base aérea de Torrejón de Ardoz. Los accesos y salidas de la capital se reforzaron también con controles de policía.

Entre las 10. 00 y las 15. 00 horas del miércoles se cerró al tráfico las inmediaciones a la catedral, donde se colocó un cordón policial, y se cerró en su totalidad la calle Bailén, así como la calle Mayor desde Sol hasta el Palacio Real. Varios helicópteros vigilaban desde el cielo plomizo de Madrid por la seguridad.

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