Siete años y medio de cárcel para Kalashov por blanquear millones de euros en España

La sentencia de la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional, que se ha demorado seis meses, hace suya la tesis del fiscal de que Zakhar Kalashov es un destacado «vor v zakonen», un «ladrón en ley». Para hacer esa afirmación, el Tribunal se basa en informes policiales rusos y georgianos y en la declaración de uno de sus hombres de confianza, Alexander Minin, también condenado en esta causa y que en la fase de instrucción dijo que su jefe era un «vor»: «El mayor que existe, el más grande al día de hoy. Nunca hace nada, sólo viaja por el mundo, piensa con la cabeza, habla por teléfono y da órdenes. No se puede discutir con él, no se le puede contradecir».

«Código de honor»

La Sala añade que «todo su patrimonio es de origen delictivo, dado que, según el citado informe (se refiere a uno aportado por el servicio de inteligencia ruso) su código de honor le obliga a dedicar toda su vida a una actividad criminal». Pero incluso prescindiendo de ese dato, para el Tribunal ha quedado acreditado que manejaba grandes cantidades de dinero sin que le consten negocios lícitos que pudieran justificar el origen de esos fondos. Y eso es suficiente para dar por probado que el dinero tiene procedencia ilícita, según el Supremo.

Resulta igualmente revelador otro aspecto del testimonio de Minin, quien aseguró que Kalashov controlaba los casinos «Cristal» y «Golden Palace» de Moscú: «Documentalmente no es el dueño -declaró-, pero es el dueño». Ambos casinos, según informes del servicio de inteligencia ruso, servían para que «los grupos organizados realicen el «blanqueo» del dinero obtenido por la vía criminal».

Además, la sentencia afirma que «queda acreditada la participación del procesado Zakhar Kalashov en el blanqueo continuado de dinero producto de sus actividades delictivas a través de la constitución de las sociedades instrumentales citadas (se refiere a Sunninvest 2000 S.L. y Elviria Invest S.L.) por medio de una serie de testaferros, dado que por su condición de «vor v zakonen» no puede tener negocios con nadie».

En cuanto a Minin, condenado a tres años, el tribunal entiende que lo incriminan sus propias declaraciones realizadas en la instrucción -«yo era una especie de administrador de Kalashov»- y sus actividades en favor de su jefe. Así, fue socio fundador de las sociedades instrumentales creadas para blanquear.

También se demuestra su condición de subordinado al «vor» en que fue la persona encargada de organizar, el 20 y 21 de marzo de 2003, el cumpleaños de Kalashov en el Hotel Montíboli de Villajoyosa, al que asistieron cuarenta «ladrones en ley».

Mikhail Mdinaradze ha sido condenado a cinco años. La Sala afirma que «queda acreditada su participación en el blanqueo continuado de dinero y conocimiento de su procedencia delictiva en calidad de subordinado y testaferro» del jefe mafioso. A Konstantin Asatiani, a quien se imponen cuatro años, le atribuye un papel similar. En cuanto a Natalia Serova, con una pena de dos años, la Sala considera que trabajaba también para el capo, al que conoció a través de Alexander Minin.

Cercano al COI

Capítulo aparte merece Oleg Vorontsov, que ha sido condenado a cuatro años. Economista, en su día asesor de Boris Yeltsin y con excelentes relaciones en el Comité Olímpico Internacional, la sentencia recoge numerosas conversaciones en las que aparece como coordinador de un grupo que tenía una doble finalidad: en primer lugar, conseguir la libertad de Zakhar Kalashov siguiendo las órdenes que le daban desde Moscú dos de los lugartenientes de éste -Leon Lann y Konstantin Manukyan, ambos en rebeldía- y un poderoso capo llamado Aslan Ussoyan, alias «Ded Hassan»; y en segundo término, intentar lograr la impunidad del «número uno» de la mafia georgiana, cambiando de titularidad de los bienes que tenía en España.

La Fiscalía Anticorrupción estudia si recurre ante el Supremo para pedir una condena también por asociación ilícita, aunque en términos globales considera correcta la sentencia; las defensas de los condenados sí lo harán.