«Ha sido un caos tremendo, sin noticias de la embajada, sin saber nada de nada»

En tres taxis, y con otros 16 compatriotas, la pareja lograba poner rumbo a la primera de estas Ciudades Autónomas, aconsejados por un guardia civil que les ayudó en el aeropuerto. Fue el único. «Ha sido un caos tremendo, sin noticias de la embajada ni del consulado ... nadie sabía nada», lamentaba Rosa en conversación con este diario por la tarde, a falta de cinco horas para llegar a su destino.

Ellos, como el resto de españoles, supieron de las restricciones impuestas por Marruecos por mensajes que recibieron de familiares y amigos el jueves después de cenar, cuando ya no había opción. De hecho, comentaban, hubo vuelos procedentes de España que aterrizaron en Marrakech pasadas las 21:00 horas cuyo pasaje se llegó a amotinar dentro del avión, negándose a bajar en cuanto supieron que a medianoche iba a quedar suspendido el tráfico aéreo. No sirvió de nada.

Los afectados comunicaron masivamente la incidencia, pero el consulado español en Casablanca sólo les respondió «que recibido y que tratarían de arreglarlo», explica Juan. Su aerolínea les ofrecía regreso para dentro de 16 días, con la particularidad de que Rosa padece una enfermedad cardiaca que requiere una medicación de la que sólo llevaba consigo dósis suficientes para llegar al domingo. En la desesperación, narraban, hubo quien pagó 500 euros por un vuelo a Madrid vía París. Al cierre de esta edición, esta pareja en viaje de cumpleaños pagado por sus hijos, seguía intentando llegar a la frontera de Ceuta.