Senadores del PSC acusan al Gobierno de crear desasosiego en la sociedad
El presidente del Gobierno pasó ayer con apuros la primera etapa de su vía crucis parlamentario, después de 48 días de vacaciones en el Congreso y el Senado. Esta primera estación tenía parada en la Cámara alta, la segunda será hoy en el Congreso, donde ... compareció en la sesión de control y se dio de bruces con la realidad de la dialéctica parlamentaria. Lo previsto es que el portavoz del Grupo Popular, Pío García-Escudero, le eche en cara su incapacidad para salir de la crisis, pero lo que es mucho más raro es que los tuyos también le critiquen.
Si el primero en levantar la voz fue el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien reclamó un cambio de Gobierno para centrarse en lo realmente importante, y le siguió el comisario de Economía de la UE, Joaquín Almunia, ayer no se quedó atrás el senador socialista del PSC, Ramón Aleu. En su calidad de portavoz de la Entesa Catalana de Progreso, el grupo que reúne a los senadores de la izquierda de esa comunidad, entre ellos los del PSC, Aleu interpeló a Zapatero en la sesión de control en el Senado y le lanzó varias puyas contra su gestión de la crisis.
De entrada le afeó la conducta al presidente sobre el programa de consolidación fiscal que ha remitido a la UE, asegurando que «la comunicación de este programa no ha sido la mejor posible y además se ha centrado en debates muy parciales, de temas concretos, muy vinculados al sistema de pensiones de la Seguridad Social, sin una visión de conjunto». Además, ahondó en la herida y aseguró que «ha creado un cierto desasosiego e inquietud en el conjunto de la sociedad. Podemos coincidir todos en que el desasosiego no es la mejor arma para avanzar en la superación de una crisis». Zapatero le respondió con una larga cambiada y aseguró que «la fase más grave de la tormenta» ya ha pasado, «aunque las secuelas son muy serias».
No hay cambio de rumbo
Pero antes de escuchar al senador socialista, Zapatero tuvo que oír la avalancha de críticas del portavoz popular que comenzó su intervención recordando que «llegó a Davos, y lo que iba a ser un festival de fotos, se convirtió en un festival de críticas, y al que comenzó dando lecciones a la UE de cómo salir de la crisis lo sentaron entre Letonia y Grecia, el país con más paro y el que está al borde de la quiebra. La fiesta se acabó». No le dio tregua, y le pidió que «confiese a los españoles que como es incapaz de crear empleo, lo que pretende es pagar menos pensiones». Zapatero se defendió como pudo afirmando que no hay un cambio de rumbo y reprochó al PP que «tal es el vacío de ideas, que tiene que recurrir a Leguina y Almunia». Finalmente, el portavoz de CiU, Jordi Vilajoana, le ofreció un pacto de Estado y Zapatero se ofreció a negociar con los catalanes.
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