Santiago ya no mata moros
Santiago ya no mata moros. Ni tan siquiera mata. Al menos, eso es lo que ocurre en la localidad riojana de Nieva de Cameros desde que, la pasada semana, el párroco José Luis Fernández decidiese
Santiago ya no mata moros. Ni tan siquiera mata. Al menos, eso es lo que ocurre en la localidad riojana de Nieva de Cameros desde que, la pasada semana, el párroco José Luis Fernández decidiese suprimir la espada de la imagen del Santo que guarda ... la parroquia de San Martín. En la misa por la festividad de Santiago, patrón de la localidad nevera, el cura hizo pública su decisión.
«Decidí poner la espada a los pies de Santiago como un símbolo de aplastar la violencia», indica Fernández, que imparte su catequesis en el Camero Nuevo desde el pasado año. «Comenté la idea con las personas que iban a misa habitualmente y la compartieron», añade.
Por eso, el 25 de julio, la tradicional procesión se vio parcialmente alterada. «No parecía bien que Santiago saliese por las calles del pueblo blandiendo amenazadoramente la espada», incide el párroco. Antes de la procesión, Fernández hizo hincapié en explicar su decisión a las decenas de personas que abarrotaban la iglesia. «Centré la homilía en el quinto mandamiento, el ´no matarás´, y también en la frase que Jesús le dice a su apóstol Pedro: ´Pedro, mete tu espada en la vaina´», prosigue.
Así, sin destruir la figura del Santo, el cura quitó la espada y la colocó sobre la peana. «Se trata de una imagen de escayola y la espada, simplemente, estaba encajada en un hierro y se podía desmontar, así que la saqué y la puse a los cascos del caballo, para que, en vez de símbolo de violencia, sea pisada por Santiago como repudio de ésta», alega el sacerdote. Ahora, la espada reposa ahí, a los cascos del caballo y atada con un pañuelo de fiestas. «No lo he hecho a escondidas, sino consultando a las personas del pueblo y eso se demuestra en que la gente aplaudió en la Eucaristía», explica. «No todos, ni mucho menos, porque bastantes personas no entendieron el gesto», aclara el párroco.
Tras la celebración, la división en el pueblo era evidente, aunque la sangre no llegó al río. «La imagen de Santiago siempre la hemos conocido con la espada y no deberían cambiarla», indicaba un vecino al día siguiente de la retirada del arma. «Pues me parece bien, y más con lo que dijo el cura en misa de que hay que trabajar para acabar con toda la violencia, como la de ETA y otras muchas», respondía.
Pese a los comentarios, Fernández se muestra contento por la decisión tomada en Nieva y aspira a que ésta se extienda por toda La Rioja. «Es un buen momento para que las autoridades de nuestra Diócesis comiéncen a liberar a Santiago de esa imagen de violencia», indica. «Se trata de separar al Santo de esa incoherencia que le acompaña, porque él nunca mató a nadie», añade.
V. SOTO
DÍAZ URIEL
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