Repita conmigo: De-ma-go-gia
«Llame al rescate, rescate. Dígalo conmigo, res-caaaa-te». Decidida a no perder el título oficioso de «señorita Rottenmeier» de la X Legislatura, ayer Rosa Díez volvió a regañar al presidente del Gobierno. O lo que es peor, a tratarle como un ... párvulo. Nada nuevo en el viejo caserón de las leyes de la Carrera de San Jerónimo.
Ahora, la líder de UPyD ha cogido con fuerza y fruición encomiables el debate semántico que trata de imponer la izquierda mediática y política para hacer ver a la sociedad que es una catástrofe que Europa financie la recapitalización de un sistema bancario que se dirigía a la quiebra. «Una mala noticia», como anticipó el también socialista Pérez Rubalcaba. Los popes de la progresía echan en anzuelo con la palabra rescate y Díez, obediente, se lo zampa a la primera.
Rosa Díez parece decidida a no perder el título de «señorita Rottenmeier» de la X Legislatura
Porque, al parecer, lo importante no es la solución, sino cómo le dicen a Rosa Díez que tiene que llamarse la solución. Lo peor, no obstante, no fue el tonito faltón de su regañina de ayer en las Cortes, sino que estableciese analogías entre el debate nominal sobre el rescate y aquellos tiempos en que Rodríguez Zapatero no pronunciaba la palabra crisis. La crítica al presidente socialista no venía entonces por no pronunciar tal o cual palabra sino porque él insistía en que estábamos mejor que queríamos, «en la Champion League de la economía mundial» y con un sistema financiero que era la «envidia planetaria».
Es, en definitiva, todo lo contrario que ha hecho Rajoy, que no ha dejado de insistir en lo grave de la situación que atraviesa el país. De hecho, en estos seis meses no se ha apartado del discurso del cenizo . Pero Díez ha escogido el camino más corto, aquel que agavilla churras y merinas, la velocidad y el tocino, los tirios y los troyanos y el culo y las témporas. Un atajo para esa palabra tan de moda desde los tiempos de Aristóteles. Dígalo conmigo. ¡De-ma-go-gia!
Ver comentarios