Los Reyes visitan Cataluña a pesar del intento de boicot independentista

El viaje, de hecho, tenía inicialmente más de una escala y pasar por Figueras (Gerona) y Barcelona, pero no Poblet. Los rebrotes del coronavirus en Cataluña que han vuelto a poner en jaque a las autoridades sanitarias obligaron a un cambio de planes. Finalmente se optó por el templo tarraconense fundado en 1150 , un remanso de paz ubicado a los pies de las montañas de Prades que pertenece a la orden cistercense y que Felipe VI ya había pisado en varias ocasiones cuando era Príncipe de Asturias.

Los Reyes llegaron acompañados por el ministro de Sanidad, Salvador Illa , y la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera , pero, por el contrario, ni les recibió ni acompañó ningún miembro del gobierno de la Generalitat. El propio presidente catalán, Quim Torra , abrió la enésima polémica con la Casa del Rey días antes, cuando pidió por carta evitar el aterrizaje de Don Felipe alegando que los rebrotes del coronavirus en Cataluña y las medidas restrictivas decretadas por el gobierno catalán -con una sugerencia de confinamiento, que no prohibición, a parte de la ciudadanía- hacían inviable el viaje. La Zarzuela, sin embargo, ya tenía organizada la cita, y la mantuvo, con las máximas medidas de seguridad como está haciendo en cada uno de los viajes de estos días.

A falta de autoridades catalanas, los Reyes fueron recibidos por el abad y el prior de la comunidad, Octavi Vilà y Rafael Barrué , respectivamente. Junto a ellos, pasearon por varias estancias del monasterio durante poco más de una hora. Pudieron admirar, entre otros, la belleza de su claustro -de espíritu gótico y construido entre finales de siglo XII y principios de XIII- y las tumbas reales ubicadas en la iglesia -donde descansan, entre otros, algunos miembros de la Corona de Aragón así como varios Condes de Barcelona-. Don Felipe y Doña Letizia pasaron antes por una estancia usada como sala de exposiciones temporales, que estos días alberga una muestra de Josep Guinovart sobre el trabajo en el campo, y también por la bodega, el dormitorio, el lagar y la biblioteca de la comunidad.

Los Reyes, ataviados en todo momento con mascarilla -igual que los monjes que hicieron de anfitriones-, se mostraron muy atentos con las explicaciones ofrecidas por Vilà y, acabado el paseo, se reunieron en privado con el resto de la comunidad monástica, en la que actualmente residen 25 monjes . Don Felipe, al acabar, escribió unas palabras en el libro de honor del monasterio para dejar constancia de la «emoción» que le suponía visitar un espacio que «siempre guardará una parte importante de nuestra reserva espiritual y custodiará a algunos de los antiguos reyes de la Corona de Aragón».

La de ayer fue la primera visita de este año de los Reyes a Cataluña . Don Felipe tenía previsto acudir, como cada año, al acto inaugural del Mobile World Congress (MWC) a finales de febrero, pero el certamen quedó anulado a última hora ante la expansión del coronavirus. El último paso de la Familia Real por tierras catalanas fue a principios de noviembre coincidiendo con los Premios Princesa de Girona, en una cita cargada de simbolismo por ser el primer acto público de la Princesa Leonor en Cataluña, en el que la Heredera de la Corona pronunció un discurso y exhibió un perfecto catalán.

Esa misma jornada también estuvo marcada por las protestas que centenares de manifestantes independentistas organizaron para intentar boicotear el encuentro, que tuvo lugar medio mes después de que se conociera la sentencia condenatoria contra los políticos presos por el 1-O.

Aunque más breve de lo previsto inicialmente y sin discurso público, la cita de ayer tuvo la particularidad de ser la única escala en la que los Reyes no estuvieron acompañados por el presidente autonómico, ni ningún otro representante en su nombre. Era la undécima visita de Felipe VI y Doña Letizia dentro de su gira autonómica . Tampoco estuvo allí nadie del Ayuntamiento de Vimbodí i Poblet, el municipio al que pertenece el monasterio, liderado por la coalición local de Junts per Catalunya (JpC). Sus responsables se limitaron a argumentar que no habían recibido «ninguna notificación oficial por ningún estamento estatal» de la visita.

De hecho, los gestos de hostilidad política tuvieron su continuación en las movilizaciones convocadas contra la visita de los monarcas por grupos independentistas, que quedaron fuera del monasterio y no consiguieron alterar la visita.