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Los Reyes celebran con la Guardia Civil el 175 aniversario de su fundación

Al acto asistieron representantes de las más altas instituciones del Estado

Los jefes de las fuerzas que participaron en el acto se preparan para recibir el saludo de Don Felipe Ernesto Agudo

Pablo Muñoz

«El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil; debe por tanto conservarlo sin mancha. Una vez perdido, no se recobra jamás» (artículo 1, del capítulo primero de la cartilla de la Benemérita). «El Guardia Civil no debe ser temido sino de los malhechores; ni temible, sino a los enemigos del orden. Procurará ser un pronóstico feliz para el afligido, y el que a su presentación se creía cercado de asesinos, sea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que veía a sus hijos arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y por último siempre debe velar por la propiedad y la seguridad de todos» (Artículo 6, capítulo primero).

Honor y servicio, las dos claves de la Guardia Civil desde que fue creada hace 175 años , el 13 de mayo de 1844 por el II Duque de Ahumada y que aún hoy son santo y seña de la Benemérita. Camino ya de los dos siglos de vida, el Instituto Armado está a la cabeza de las instituciones mejor valoradas por los españoles y ayer al mediodía el primero de todos ellos, Su Majestad el Rey, acompañado de la Reina, reconocieron su trabajo presidiendo los solemnes actos conmemorativos de esta efeméride en el Patio de Armas del Palacio de Oriente.

Junto a Don Felipe y Doña Letizia asistieron también el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, acompañado por la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el de Interior, Fernando Grande-Marlaska, como titulares de los departamentos de los que depende el Instituto Armado. Asimismo estuvieron presentes la presidenta del Congreso, Ana Pastor; el del Senado, Pío García Escudero; el del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, y la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, entre otros representantes de las más altas instituciones del Estado.

Pero si la presencia institucional fue del máximo nivel, una vez más se comprobó que la Guardia Civil es sentida como propia por los españoles y cientos de ciudadanos quisieron asistir también al acto, a pie firme, bajo un sol de justicia pero con fuerzas sobradas para vitorear a los Reyes y a la Benemérita en varios momentos del acto.

Tras saludar a las autoridades, Don Felipe, vestido con uniforme de capitán general del Ejército, pasó revista a las tropas para a continuación desarrollarse un acto castrense medido al milímetro, como lo demuestra que no hubiera entrega de medallas por estar el Gobierno en funciones y conllevar esos reconocimientos puntos que se evalúan a la hora de dar destinos.

Sólo tomó la palabra el director general, Félix Azón, quien tras destacar los valores de la Guardia Civil afirmó que «vertebra la presencia del Estado en todo el territorio español» y contribuirá a que «la llamada España vacía tenga un futuro de prosperidad y esperanza» . «Nos comprometemos en este acto –dijo– a estar preparados para cualquier nuevo peligro que amenace a España y a sus gentes», antes de tener un emocionado recuerdo para Alfredo Pérez Rubalcaba, quien fuera ministro del Interior y tuvo un destacado papel en el final de ETA.

El primer momento especial fue la despedida de la bandera de seis guardias civiles de todas las escalas, desde el general de división José Cuasante, hasta personal de tropa. Hombres que entregaron su vida al servicio a España y que ayer, con un acto tan simbólico, pusieron fin a su etapa profesional con todo el reconocimiento que se merecen.

Pero una vez más fue el homenaje a los caídos en acto de servicio –el último el sábado, cuando perdió la vida en Valladolid el guardia civil de la Agrupación de Tráfico Juan Luis Vara Lorenzo– el momento más emocionante , en el que se recuerda que el honor y el espíritu de servicio que distingue a la Guardia Civil se paga muchas veces con sangre. En el ambiente, cómo no, también se sentía muy especialmente la memoria de los 230 compañeros que cayeron a manos del terrorismo etarra. Como testigos principales de aquella lucha, en una de las tribunas se sentaban los tres últimos directores Adjuntos Operativos, tenientes generales García Varela, Cardiel y Martín Alonso, historia viva del Cuerpo, además de oficiales en activo con una amplísima y brillante hoja de servicios en este campo.

Un desfile aéreo y terrestre, en el que participó un millar de militares, puso el broche a unos actos en los que se volvió a sentir, una vez más, la cercanía de los ciudadanos a los Reyes, y por supuesto también a la Guardia Civil, que en su 175 aniversario ha recibido el mejor regalo posible: el reconocimiento de la sociedad a la que sirve.

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