Reina Letizia, una misión ‘chaleco rojo’

Fuera, en torno a la plataforma logística de pescado congelado que distribuye entre los más desfavorecidos dos kilos de sardinas o jureles por 0,25 céntimos de euro, la expectación es máxima, aunque hay una calma controlada. Curiosos se arremolinan en la distancia ante lo que intuyen es la visita del año... Muchos portan el habitual turbante tuareg mauritano, dejando entrever únicamente sus gafas de sol. A la primera dama mauritana, Mariam Mint Ahmed , también se le espera. Otros se agolpan en las rejas de las ventanas de unas casuchas construidas con ladrillo gris de arena y cemento; la antena parabólica medio oxidada es parte del mobiliario. El sol y calor es riguroso, 37ºC marca el teléfono móvil.

El personal de seguridad español que ya se encuentra alrededor no pierde la vista a un área que ya ha sido cribada, semanas, días y horas antes. Dan las primeras instrucciones a «la Prensa» española acreditada en el viaje de la Reina: una veintena de redactores, cámaras de TV y fotógrafos, entre ellos ABC, que le acompañaron en el vuelo del avión oficial del Ejército del Aire.

Para garantizar la seguridad de una visita de la Reina a un país como Mauritania, primero hay una ‘preparatoria’ o primer viaje, en el que el personal de seguridad de la Embajada y otro desplazado hasta el país desde España supervisa. Se establece el plan inicial de seguridad de las zonas que en principio visitará Doña Letizia.

Después, hay un grupo de ‘avanzada’ –cuatro días antes de la visita– que ultima detalles y constata que todo se encuentra según lo planeado. El contacto con las autoridades locales es constante. En Mauritania no hay excesiva preocupación más allá de la lógica por la primera visita de la Reina a un país del Sahel, región clave para el control del yihadismo, los flujos de inmigración ilegal, de armas o narcóticos. «Es un país estable», se nos informa.

El destino del viaje de Cooperación de la Reina lo elige el propio Ministerio de Asuntos Exteriores , a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) . En 2015, recogió el testigo de Doña Sofía en Honduras y El Salvador. En 2017 estuvo en Senegal, en 2018 viajó a República Dominicana y Haití, en 2019 se desplazó a Mozambique, en 2020 repitió en Honduras y en 2021 eligió Paraguay. Para este año se había sopesado Níger pero los servicios de Inteligencia desaconsejaron el viaje por precaución.

«Ayer había una vaca en una de esas azoteas, hoy ya no está» , comenta uno de los miembros de la delegación española que ha supervisado la zona. «Ha habido una limpieza del barrio brutal, esto era un estercolero, con basura por todas partes. Ten en cuenta que, en este sitio, tras la comida tiran los restos a la calle», comenta otro. Estamos entre los más pobres de uno de los países más desfavorecidos del mundo: el número 157 (de 189) en cuanto al Índice de Desarrollo Humano de la ONU.

El cóctel geoestrategia, Sahel, yihadismo, inmigración ilegal y pobreza hacen de Mauritania un país clave para la Cooperación Española, que el año pasado destinó 8,4 millones en 32 proyectos a través de los Ministerios de Exteriores (Aecid), Interior (Guardia Civil y Policía Nacional), Justicia y Sanidad.

«Las cuestiones de género, de gobernanza y de salud son prioritarias para nuestra cooperación en este país con enorme potencial y con el que no tenemos tensiones bilaterales», explica en la bienvenida la embajadora Miriam Álvarez de la Rosa. La seguridad alimentaria y prevenir una posible hambruna es otra de las prioridades.

Para situarnos, Mauritania dobla en tamaño a España con solo 4,6 millones de habitantes. Es un gran desierto, donde las tormentas de arena fina y las grandes corrientes atlánticas endurecen la vida en tierra y mar adentro.

Once de la mañana. Puntual aparece la caravana de Doña Letizia, una quincena de vehículos ‘pick ups’ conforman el anillo de seguridad encabezado por la policía mauritana. Previamente, la Reina visitó la Oficina Técnica de Cooperación en Nuakchot, inaugurada en 1998. Allí se informó sobre los detalles de los proyectos o de futuras acciones para mejorar la cooperación en este país. Además de la embajadora, a la Reina le acompañan la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Pilar Cancela ; la directora de Cooperación con África y Asia de la Aecid, Carmen Magariños ; y la coordinadora de la oficina en Nuakchot, Rita Santos , entre otros miembros de la Cooperación Española, ONGs y su propio equipo de protocolo, seguridad, comunicación, un médico o una traductora. Y, por si la gravedad de la situación lo demandase, un hospital en Gran Canaria está en alerta para una eventual emergencia sanitaria.

A su entrada en la plataforma logística de distribución de pescado congelado hacia el interior, la Reina saluda a 25 autoridades y conversa y se hace fotografías con 60 beneficiarios de este programa. También pregunta detalles a los cooperantes españoles, con los que se reunirá a la tarde-noche, durante una hora y media, en la residencia de la embajadora, en un ambiente más distendido.

El objetivo de estos viajes de la Reina –que desde 2019 instauró el chaleco rojo’ de cooperante como símbolo– es que se visualicen las misiones de la Cooperación Española. Tanto en los países beneficiarios como en la sociedad de nuestro país. No hay que olvidar que la cooperación es una valiosa herramienta de diplomacia.

La Reina no es la protagonista, «lo importante es la cooperación», se nos reitera durante el viaje desde Zarzuela. Aunque, claro está, Su Majestad es la responsable de visualizarla en su estancia en Mauritania o sus otras acciones con Cooperación Española o con ONGs en territorio nacional. No en vano, junto a los ámbitos de la mujer, la infancia, la educación o la salud es uno de sus pilares de acción desde la Jefatura del Estado.

Antes de un viaje de Cooperación, el Ministerio de Exteriores también se encarga de organizar una completa sesión informativa sobre la agenda de la Reina en Mauritania, así como los detalles de todos los proyectos que se visitarán. «La cooperación es una poderosa herramienta de diplomacia pública», explica unos de los diplomáticos .

Durante las visitas, los medios de comunicación tienen fácil acceso a los cooperantes, a representantes de las ONGs, beneficiarios o personas que puedan tener interés informativo. Incluso llegan antes que la propia Reina, unos 30-45 minutos de avanzadilla, para tener ese trabajo realizado antes de su llegada.

Doña Letizia, periodista de formación, luego recomienda a algún profesional clave de los proyectos de cooperación que han podido pasar desapercibidos pero que le han impactado durante la visita. Eso sí, la Reina no tiene discursos o palabras oficiales durante la visita. Es algo que se echa en falta.

«Es nuestra cooperante insigne. Ella cree en la cooperación. Se prepara al detalle los viajes y proyectos» , reconoce la secretaria de Estado Pilar Cancela en el balance de la visita de 48 horas a Mauritania. «Nuestra cooperación es feminista y dialogada», apostilla. Ciertamente, las mujeres, con la Reina a la cabeza, llevan el mando de la misión de Cooperación –y de la visita– en este país islámico, clave para la estabilidad del Sahel y, por tanto, para la seguridad de España.