Punset renuncia a competir con Rivera en Ciudadanos

Las cosas nunca se le habrían planteado fáciles. Aunque no necesita avales para someterse a un proceso de primarias, tampoco cuenta con un equipo fuerte y una corriente lo suficientemente amplia de afiliados para competir contra Rivera.

La aparición de plataformas críticas, en especial TranCsparencia , han puesto el acento en los aspectos no sólo ideológicos que la dirección quiere retocar, sino también en los mecanismos que los estatutos confieren a Rivera para mantener el control total del partido. Ayer llegaron a exigir la anulación de todo el proceso de primarias del 26 y 27 de enero para la elección del nuevo comité ejecutivo al entender que se ha producido una vulneración de los Estatutos. El incumplimiento tendría que ver con que la elección de la próxima dirección ha sido aprobada una semana antes de la Asamblea General en el Consejo del 19 de noviembre sin la mayoría absoluta exigida para ese cambio (un mínimo de 33 votos y no los 30 por los que salió adelante).

Pese a todo, los «díscolos» han sido incapaces de unirse para aglutinar en un único polo todo el descontento. De hecho, Punset y TranCsparencia trataron de celebrar conjuntamente la rueda de prensa que finalmente fue por separado. De modo que, salvo sorpresas de aquí al próximo martes, Rivera revalidará la presidencia sin que haya una alternativa.

La respuesta de ayer del líder de Ciudadanos fue, como en otras ocasiones, retar a las voces críticas a «tener coraje» y a presentar su candidatura.

El debate de «principios» fue el que Punset –quien dimitió el pasado 17 de octubre como miembro de la Ejecutiva nacional– sacó ayer escena para criticar el nuevo rumbo que Ciudadanos emprenderá tras su IV Asamblea General del 4 y 5 de febrero. En ella, el partido afronta toda una refundación que alcanza a su definición ideológica. La ponencia de la dirección lo define como «liberal progresista» pero elimina la mención, vigente en el ideario original, al «socialismo democrático».

La eurodiputada censuró, en este sentido, que la formación se está encaminando a ser una «marca blanca del PP» , una cuestión que cree que se tendrá que abordar en el próximo congreso debido a las numerosas enmiendas de los afiliados en toda España. La eurodiputada incidió especialmente en este aspecto porque, a su juicio, la vocación de Ciudadanos debe ser «transversal», deslizando su apuesta por orientar la formación más a la izquierda. Si en la Asamblea se consuma ese giro, vaticina que se estará dejando «huérfanos» a electores que se encuadren en este espectro como moderados no nacionalistas. Además, atacó el modelo de organización, que definió como «un cáncer» que «maltrata» al afiliado por su opacidad y facilita «la dedocracia».

En ese punto, hizo hincapié en la rápida expansión, poniendo de ejemplo la Comunidad Valenciana: «Hay que denunciar un crecimiento descontrolado que ha permitido incorporar a centenares de cargos que provienen del PP, expulsados de su partido y que no comparten el ideario de Ciudadanos. Muchos de la extinta Unión Valenciana, gente que está haciendo política en base a la identidad regional».

Con estas afirmaciones apunta a las personas que tienen el control orgánico en esta autonomía, donde el apoyo clave de Rivera es el portavoz en el Ayuntamiento de Valencia, Fernando Giner, muy defensor del «valencianismo» y enmarcado en lo que se considera el sector conservador (junto con Emilio Argüeso o Emigdio Tormo). Las luchas internas abrieron una brecha entre ellos y la parte más progresista en la que, pese a que su tendencia ideológica no es acorde, se encuentra el portavoz en las Cortes, Alexis Marí (futuro marido de Punset). La estrategia de ambos pasaría por concentrar los apoyos para tomar las riendas en la región.