¿Pueden entrar los extranjeros en la política española?

Las condiciones para presentarse a un cargo en las elecciones municipales están establecidas en la Directiva 94/80/CE. Como promulga esta normativa, en el caso de que el interesado sea ciudadano europeo y viva en otro país de la UE distinto a su estado de origen, tiene derecho a votar y a presentar su candidatura en las elecciones municipales que se celebren en ese país. Para ello es necesario manifestar la intención de hacerlo y solicitar la inscripción en el censo electoral.

Debido a esta ley, el candidato municipal no tiene por qué tener necesariamente la nacionalidad del país en el que opta a un puesto dentro del Ayuntamiento, únicamente tiene que convencer a los votantes y lograr sobreponerse a los rivales que se yergan durante la campaña electoral.

Según datos del INE de finales de 2017, en España hay cerca de cuatro millones y medio de extranjeros. Este dato, en comparativa con los 46 millones y medio de habitantes que hay en total, revela que los inmigrantes constituyen casi un 9,6 % del conjunto de la población. Entre las naciones emisoras, Rumanía y Marruecos son los países que más engrosan la cifra de extranjeros en España. Un porcentaje que no se traslada a la representación política.

No son pocos los casos en los que extranjeros llegan a estructuras de poder municipales. Entre ellos se pueden destacar algunas figuras como Rommy Arce , concejal de Ahora Madrid y de origen peruano o, entre otros muchos, Gabriel Paduraru , concejal de Ciudadanos en el ayuntamiento de Castellón y de origen rumano.

También existen algunos extranjeros que lograron alcanzar la alcaldía de algún municipio, aunque los ayuntamientos que han llegado a dirigir no se pueden comparar con el tamaño y la importancia política del de Barcelona. Claude George Edgar Doppia es uno de estos casos. De origen francés, este político vinculado al PP alcanzó la alcaldía de la localidad salmantina de Rollán en 2007. Por ello, Valls no sería el primer alcalde de algún ayuntamiento español procedente de Francia.

Dentro de la amplia lista de ejemplos de extranjeros que optan a municipios en nuestro país, todos los sujetos de la misma coinciden en que tienen la ciudadanía europea . Y es que en el caso de que el candidato proviniese de un país ajeno a la UE, el requisito de la tenencia de la nacionalidad española o de otra nación del espacio comunitario se convertiría en un requisito imprescindible para dirigir un Ayuntamiento.

Por otro lado, para que un extranjero pueda llegar a ser presidente del Gobierno de España u optar a un puesto en el Congreso de los Diputados los requisitos cambian. Según la Ley, en las elecciones generales son elegibles «los españoles mayores de edad que, poseyendo la cualidad de elector, no se encuentren incursos en ninguna de las causas de inelegibilidad previstas en los artículos 6 y 154 de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, de Régimen Electoral General». Es decir, para llegar al mayor órgano de poder legislativo nacional y a la presidencia del Gobierno es indispensable ostentar la nacionalidad española.

En esta situación se encuentra, por ejemplo, Rita Bosaho Gori , diputada de Podemos por Alicante que, a pesar de su origen ecuatoguineano, cuenta con la nacionalidad española y ha logrado hacerse un hueco en el Congreso de los Diputados.

Con todo, el tejido electoral español está compuesto de una manera muy favorable para los intereses de Valls. Gracias a su pasaporte europeo y a su procedencia española (a pesar de que no mantiene la nacionalidad española), no tendría ningún impedimento para tratar de tomar la alcaldía barcelonesa e incluso buscar algún puesto en el ámbito nacional si decidiese recuperar la nacionalidad existente en su ciudad de nacimiento, Barcelona, la española. Valls, que vivió toda su vida en París, se nacionalizó francés a los 20 años.