Proetarras boicotean en San Mamés el minuto de silencio por Carrasco
Una jauría de filoetarras, parapetada en la peña denominada «Herri Norte», impidió ayer, con pitidos y abucheos, que los espectadores del estadio de San Mamés que acudían al encuentro entre el
Una jauría de filoetarras, parapetada en la peña denominada «Herri Norte», impidió ayer, con pitidos y abucheos, que los espectadores del estadio de San Mamés que acudían al encuentro entre el Athletic de Bilbao y el Valladolid mantuviera un minuto de silencio en recuerdo del ... ex concejal del PSE en Mondragón Isaías Carrasco, asesinado el pasado viernes por ETA.
Incluso en las guerras convencionales se respeta a los muertos del otro bando. En la «guerra sucia» de ETA, los batasunos ni eso. Jalean a los pistoleros y, después, pisotean la memoria de sus víctimas. Ponen nombre de sanguinarios pistoleros a calles y parques infantiles de los municipios vascos; profanan la tumba de Gregorio Ordóñez y, ayer, en la «catedral», reventaron el sencillo homenaje que el mundo del fútbol pretendía rendir a la última víctima de la banda de «Ternera». Ellos, los batasunos, que aguantan días sin enterrar a «sus» muertos etarras, los que caen como consecuencia de sus propias bombas, para exhibirlos por los pueblos y así prolongar en el tiempo su aquelarre propagandístico, no permiten que se honre la memoria dignas de quienes caen a manos de ETA.
Se impone la minoría
Ayer, cuando a las cinco de la tarde el colegiado valenciano Ángel Ayza Gámez, encargado de dirigir el encuentro, señalaba el inicio del minuto de silencio como rechazo al último atentado de la banda terrorista, los energúmenos, situados en el fondo norte de San Mamés, donde se sitúan habitualmente los integrantes filoetarras de «Herri Norte», emitieron silbidos y abucheos en un intento de boicotear el homenaje a la memoria del trabajador Isaías Carrasco. Envalentonados, profirieron también gritos a favor de los presos. Al final, una decena de cómplices del terror logró reventar el silencio de 32.000 aficionados. Algunos de estos sí reprobaron la actitud de los provocadores, pero fue insuficiente. Mientras los jugadores del Valladolid se abrazaban, los del Athletic de Bilbao permanecían en sus puestos.
Hubiera sido mejor, dadas las circunstancias, que el silencio de estos 32.000 aficionadfos se hubiera tornado en gritos como «ETA asesina», para acallar a los malnacidos. Así pues, el árbitro decidió pitar el comienzo del partido cuando apenas habían transcurrido ocho o diez segundos del malogrado minuto de silencio. Un «minuto» demasiado corto.
Es la primera vez en su historia que el club vizcaíno acuerda un minuto de silencio por una víctima de ETA, aunque lo hizo «atendiendo a la recomendación de la Liga de Fútbol Profesional».
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