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El «procés» a través de seis deformaciones

La galería de monstruos, entre el cinismo y la patología, explica la deriva del independentismo

En 2017, Llach aplaudido por sus compañeros de grupo en el Parlamento de Cataluña Ep
Salvador Sostres

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El «procés» ha dado a los más grotescos personajes pero su degradación ha consistido en convertir en estrafalarios a muchos que no lo eran, o no lo eran tanto. La galería de monstruos, entre el cinismo y la patología, explica la deriva tercermundista, caótica y violenta del independentismo , y la deformación a la que ha sometido a la sociedad catalana.

1. Lluís Llach

Fue el primer cantautor de Cataluña y un artista reconocido y querido en toda España. Solía llenar cuatro o cinco noches seguidas el Teatro Albéniz de Madrid cada vez que presentaba un nuevo espectáculo, y lo sé porque yo estaba.

Dejó los escenarios en 2007 y regresó al protagonismo presentándose a las elecciones en 2015 bajo la candidatura unitaria de Junts pel Sí (Convergència y Esquerra).

Desde entonces extremó su discurso, su desprecio a lo español o quien se atreviera a discrepar con él , incluso dentro del independentismo. España ha perdido un artista notable y el independentismo carga con un agitador alocado.

Llach es una buena metáfora de la derrota que para unos y otros este proceso ha significado. Esta semana le hemos visto cantando en La Junquera, con los que bloquearon la frontera . Pero su grandilocuencia y su fanatismo claramente contrastan con el hecho de que al día siguiente de la declaración de independencia del 27 de octubre de 2017, que es cuando todo el mundo demostró con qué medida de inteligencia y honor estaba dispuesto a defender lo que se supone que tanto ansiaba, tomó un Vueling hacia Senegal para pasar una larga temporada en su finca de Palmarin, en compañía de su joven amigo Madi, con su caballo Islam.

2. Artur Mas

Todo empezó con Artur Mas, cuando quiso parecerse primero a ERC y luego a la CUP. Rompió CiU, la más exitosa marca electoral de la democracia, arruinó lo que quedó de Convergència, perdiendo hasta su nombre por el camino . Radicalizó la política catalana para continuar siendo presidente, pero le regaló los votos a Esquerra y la CUP le tiró a la papelera de la Historia. Mas es el resumen del procés: y todo lo que él ha perdido, y todo lo que le ha hecho perder a CiU por fingir que era lo que no era, es lo que Cataluña está perdiendo por tratar de ser lo que no es y a un precio que tampoco está dispuesta a pagar.

3. Pilar Rahola

«A mí ni me podéis echar, yo soy la voz de Waterloo», le dijo Pilar Rahola al director de TV3 cuando éste le hizo ver que su presencia diaria era bolivariana y tenía que ser sensiblemente reducida . De tertuliana de rompe y rasga en toda clase de televisiones y radios, siempre ganándose su sueldo con sus habilidades, y siempre bien pagada; Rahola ha pasado a ser la intelectual de referencia del «procés», gurú de Mas y de Puigdemont y enchufada de lujo en los principales medios de comunicación catalanes. Ni TV3 ni La Vanguardia la mantendrían de no ser por las presiones políticas de Convergència, que apura su resistencia contra ERC y a todo se aferra.

En los dos medios, sus colaboraciones han sido reducidas y disimuladas, pero no extinguidas como sus respectivos directores querían. Rahola ha pasado de ser una verdulera con garra, y con algún atractivo intelectual en su valiente defensa de Israel y de los Estados Unidos, a encarnar el chavismo mediático en Cataluña: el tercermundismo de su discurso populista y la intimidación del poder político para forzar su presencia en medios que, por vergüenza propia y ajena, preferirían prescindir de ella.

4. Josep Maria Cantimplora

Su debut ante el gran público -más porque se hizo viral en Yotube que por la gente que había- se produjo la semana pasada en el escenario que los vándalos montaron en La Junquera para bloquear la frontera. De ridícula vestimenta y siempre con la cara cubierta por un pasamontañas, y con un repertorio de lamentables canciones que se mofan sobre todo de España, pero también de la Cataluña no independentista, el extremadamente grotesco Cantimplora es en realidad Francesc Ribera , Titot, un cantante de baja estofa de los grupos más tirados, y más contrarios a los intereses de la Humanidad, pero que tuvieron su público y sus canciones más o menos emblemáticas. Fue concejal de la CUP en Berga. Icono del independentismo más irredento, violento y desestructurado, Ribera fue el referente de los más radicales, y ha acabado pegado como una garrapata al «procés» para chuparle las últimas gotas de sangre.

5. Anna Gabriel

Nadie quería detener Ana Gabriel, no corría ningún peligro. Llamarle exiliada es un escupir sobre tantas personas que por causas tan penosas han tenido que conocer la dureza del exilio siempre amargo. Anna Gabriel, por culpa de sus absurdas medidas partidistas, terminó su mandato y no podía ni repetir ni tener ningún cargo, ni sueldo al partido. Y esta chica, que no destaca ni por su inteligencia ni por su capacidad trabajadora, se encontró sin oficio ni beneficio, sin nada que hacer, y con la verdad al descubierto de que si la Justicia no la perseguía era porque ni ella ni la CUP no habían hecho nada. Después de tantas lecciones de pureza, de integridad, de lo que la valentía política significa; después de haber insultado tanto a ERC como a Convergència, resulta que la CUP no hizo nada ni ningún juez reclamaba ni reclama ningún dirigente del partido para que su participación fue nula. Anna Gabriel no es una exiliada, es una turista : tan turista ella en Suiza como la CUP lo es a la política catalana, y pronto lo será a la española, cuando presumiblemente esta noche entren en el Congreso. Anna Gabriel vive en Suiza como liberada sindical de un sindicato de mala gente, donde va a parar la peor gentuza de Europa. Es la maldad organizada. Pero hay un detalle y es la poca propaganda que la CUP hace de «su» Anna. Esquerra presume de Marta Rovira. Los convergentes han hecho de Puigdemont su bandera. Pero nada «dic», o casi nada, la CUP de la turista Gabriel. Nos deberían explicar por qué, pero como no lo harán, lo explico yo: hace unos meses la visitó alguien en nombre de los servicios de inteligencia de España con trapos sucios sobre su familia -muy sucios, de esos que cuando salen no te hacen quedar bien- y nuestra turista y su visitante pronto pactaron el tipo de colaboración que debían establecer para no hacerse daño. En la CUP lo saben, y claro, no están contentos. Han tenido que ampliar la papelera de la Historia. ¡Qué tormento!

6. José Antich

Fue azote de independentistas y periodista de referencia de Aznar hasta que Artur Mas llegó a la Generalitat, y en su afán por el poder se puso a su servicio hasta el punto de que fue él quien le sugirió el adelanto electoral de 2012 , con el que Mas no sólo no logró los 6 escaños que le faltaban para la mayoría absoluta sino que perdió 12. Cuando le echaron de La Vanguardia, fundó El Nacional, el más llamativo panfleto de propaganda independentista, que naturalmente podría sobrevivir sin las jugosas subvenciones que ERC le paga para que defienda a Convergència. Antich es en esto el gran maestro.

7. Un bis. Quim Torra

El único que se va a ir como entró, sin haber sufrido, sin haber hecho nada, llevándose la pequeña gloria de haber sido inhabilitado y sin haber tenido que pagar precio personal. Ha sido el más listo, se ha reído de todos, todo lo ha calculado, ha hecho realidad su sueño húmedo de jugar a soldadito de la patria y vuelve a casa justo a la hora de cenar, sin haber roto nada, feliz de poder contar su aventura a sus amigos y familiares.

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