El policía de Linares recibió quejas en comisaría por perseguir a chicas menores

Una discusión nimia en el bar «La Galería» de la calle Esparteros el viernes por la tarde fue el origen. Un subinspector y un policía «que llevaban varias horas de copas», según confirmaron a ABC fuentes de su entorno, cruzaron miradas desafiantes con otro parroquiano, Carlos, de 49 años. Este al salir chocó de forma fortuita con el subinspector (José Luis P.), que le dijo: «policías 1-tú 0». «Ya empataremos», respondió el aludido, que estaba con algunos allegados. Salieron a la calle.

Carlos noqueó al policía Manuel F. N., cuando se abalanzó sobre él y al parecer en un primer momento el subinspector intentó mediar igual que el cuñado de Carlos, pero al cabo de unos segundos los dos agentes la emprendieron a golpes y puntapiés con la víctima ante la impotencia del resto. El subinspector «borracho y tal vez algo más» , según fuentes policiales, amenazó con detener a todos los presentes y propinó un puñetazo a la hija del hombre malherido, de 14 años, que acababa de llegar. No dejaron de golpearlo cuando ya estaba semiinconsciente en el suelo.

Los dos agentes fueron detenidos y trasladados a comisaría. Allí siguieron. Se negaron a hacerse la prueba de alcoholemia y de drogas e increparon al propio comisario provincial y a su segundo que se habían desplazado desde Jaén. «Fue un espectáculo bochornoso», explica uno de los agentes que presenció la escena. En el caso del policía, natural de Linares, no es el primer bochorno.

Según ha podido saber ABC, varios padres habían presentado quejas en comisaría por los comportamientos inadecuados del agente con chicas menores de edad. «Voy a tener que cachearte» , le dijo a una. «Guapa, si quieres te llevo en el coche», contó otra que le dijo desde el radiopatrulla. Y había malestar entre sus compañeros por sus vídeos vestido de uniforme bailando y burlándose en la red social «Tik Tok».

Manuel resultó herido en abril de 2018 en un gravísimo episodio ocurrido en la estación Linares-Baeza. Allí paró en un control al «Pechuga», jefe del clan del mismo nombre, sospechoso del tráfico de drogas en media provincia. El patriarca venía de una celebración familiar y entró en su calle derrapando con el coche. Los policías lo pararon y lo sacaron del vehículo «de malas maneras». «Lo humillaron delante de los suyos». Media barriada rodeó a los agentes y a los refuerzos que llegaron. Cinco policías sufrieron heridas considerables, entre ellos el implicado en la paliza del viernes. Fue condecorado con una Cruz Roja, pensionada. « No fue una buena actuación policial», concluye uno de sus compañeros. «El Pechuga» acabó en prisión.

Carlos tiene rota la nariz y una fisura en la córnea del ojo . Los más de seis minutos de vídeo en el que se ve con claridad cómo se ensañan con él han llevado a los dos agentes a prisión sin fianza por atentado grave contra la integridad moral realizado por un funcionario público, lesiones por utilización de formas peligrosas para la vida (lo golpearon con una litrona) y ensañamiento, a los que se suma un delito de detención ilegal.

La víctima principal es Carlos, pero ha habido otras colaterales: manifestantes y policías. Mientras los dos detenidos eran conducidos a Jaén para evitar un linchamiento, la comisaría de Policía Nacional de Linares fue asediada durante tres horas y rodeados todos los accesos. Dos o tres de las entradas de forma pacífica por ciudadanos enfadados. El comisario les explicó que estaban tomando ya declaración (por videoconferencia) a los detenidos y la mayoría volvió a su casa. Pero otro medio centenar de individuos siguieron con la batalla campal.

Los agentes solo contaron hasta las nueve y media de la noche con el refuerzo de patrullas de comisarías de otros pueblos: ni material antidisturbios ni agentes de la UIP (llegaron más tarde desde Granada y Málaga), una imprevisión que alguien deberá explicar porque se alertó desde primera hora de la mañana del sábado de que podía haber incidentes. «Pasamos miedo porque los que se quedaron no eran ciudadanos pacíficos, vinieron incluso de otras localidades», relata uno de los policías. En las imágenes se aprecia la antigüedad de los cascos policiales y cómo tuvieron que tirar del material de los coches patrulla.

No solo eso, sino que además de 13 detenidos que quedaron en libertad para no alimentar más la tensión, hubo dos heridos de bala. Los cartuchos de los antidisturbios son de plástico por lo que se ha abierto una investigación para ver de qué escopeta salieron esas postas . Los agentes tomaron ayer declaración a los dos lesionados en el hospital de San Agustín y el padre de uno de ellos que presenta siete plomazos en la pierna entregó los restos a la Policía para su análisis.

"Linares se muere", abandonado económicamente, pero sus habitantes no quieren que se empañe más la imagen de la ciudad. Y diferencian entre dos agentes que no merecen vestir ese uniforme y el resto. Ayer durante todo el día llegaron ramos de flores y notas de gratitud y apoyo a sus policías.