Periodistas y corresponsales denuncian el acoso «insoportable» del separatismo

Pero a tres días del anunciado referéndum del 1 de octubre, después de meses de una hostilidad cada vez más acusada, la situación ha llegado al extremo de que periodistas catalanes y corresponsales extranjeros hablen de «acoso y linchamiento» por no adherirse en sus informaciones al proceso soberanista. Reporteros Sin Fronteras difundió ayer un informe que pone de manifiesto el clima «insoportable» en el que trabajan a diario los profesionales, que denuncian haber sufrido presiones propagandísticas por parte de la Generalitat de Cataluña y campañas de ciberacoso en las redes sociales.

A juicio de la organización encargada de velar por la libertad de prensa, la «creciente escalada de tensión» entre la Generalitat y el Gobierno central por el #1-O «ha tensado la cuerda hasta extremos indeseables» en el desarrollo de la profesión. RSF señala a la administración catalana, por sus «continuas presiones sobre la prensa extranjera y local» que no se alinea con el independentismo, pero también insta a no utilizar procedimientos judiciales para «amedrentar» a medios de comunicación catalanes de cara al referéndum.

El informe, que recoge casos concretos y expone testimonios de periodistas afectados, explica que el independentismo cuenta con un apoyo muy activo en las redes sociales, y un buen número de usuarios sigue con especial atención los artículos que escriben los corresponsales. «El tema catalán es sin duda el que más repercusión tiene» , dice Julia Macher, corresponsal de diversos medios alemanes en Barcelona.

En internet todo se vuelve más desagradable, corroboran los informadores. Ryan Heath, periodista de la publicación «Politico.eu», lo sufrió al publicar un artículo sobre los «momentos Trump» previstos para 2017, en el que apuntaba al papel determinante que iban a tener los populismos. Incluyó el referéndum unilateral catalán. El linchamiento de los troles independentistas fue fulminante. Diputados independentistas y el entonces jefe de prensa de Artur Mas, Joan María Piqué, también se lo recriminaron.

Tunku Varadarajan, también colaborador de Politico.eu, fue víctima de la furia de la turba tuitera el pasado mes de enero, tras escribir un artículo titulado «Doce personajes que te harán la vida imposible», en 2017, en el que incluía al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Varadarajan contó su experiencia en las páginas de ABC: « Me llamaban mercenario al servicio de España, lacayo de la Corona española y, lo más divertido de todo, cuestionaban mi derecho a hacer comentarios sobre Cataluña por ser seguidor del Real Madrid».

Políticos independentistas y responsables de prensa acostumbran a «dar toques», «corregir» o mostrar excesivo interés en lo que se publica fuera sobre Cataluña, indica el informe de RSF. Dan Hancox, del periódico británico «The Guardian», criticó en público al exjefe de prensa de Mas por trolearle en Twitter. Henry de Laguérie, periodista de «Europe1» sufrió en 2015 ataques de altos cargos de la Generalitat por expresar dudas sobre el proceso. « Se te descalifica y señala . En ningún caso he recibido insultos ni amenazas. Pero esta forma de señalar en las redes sociales es muy desagradable, porque estos altos cargos, son seguidos por miles de personas que luego te asaltan», dice.

RSF censura también la campaña de propaganda institucional que lleva a cabo Piqué, actual responsable de Comunicación Exterior de la Generalitat, que en una lista de distribución telefónica para corresponsales acostumbra a enlazar artículos o aconsejar el visionado de documentales con fuerte sesgo político. De Laguérie asegura que el Govern tuvo un proyecto -luego abortado- para crear un grupo de corresponsales según las ideologías. RSF considera que este tipo de acciones son más propias de regímenes totalitarios que de sistemas democráticos.

Las presiones de la administración catalana también se extienden a Bruselas. Los corresponsales españoles destinados allí, especialmente los catalanes o que escriben para medios catalanes, suelen ser blanco de las iras del Departamento de Comunicación Exterior de la Generalitat cuando escriben «verdades incómodas» para el proceso independentista.

Beatriz Navarro, corresponsal de «La Vanguardia», fue atacada abiertamente por Piqué a propósito de una entrevista al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, en la que se refería a la ilegalidad del 1-O. «Tan pronto como tuiteas algún comentario o artículo, propio o de terceros, tienes a todo el mundo encima, a los seguidores del movimiento independentista (sobre todo) y a gente que está radicalmente en contra y que gasta el mismo tono desagradable», afirma Navarro.

La peor parte se la llevan los periodistas catalanes. Cristian Segura, de «El País», sufrió «uno de los mayores linchamientos contra periodistas» en las redes sociales que RSF haya observado, por una información sobre el diputado de Junts Pel Sí Lluís Llach. Durante tres días recibió insultos y descalificaciones , también por parte de políticos y periodistas independentistas. Segura reconoce que llegó a tomar ansiolíticos.

RSF concluye que estas maniobras acaban cumpliendo el objetivo inicial de acallar las voces disidentes mediante la autocensura. Los periodistas que han participado en el informe confiesan autocensurarse de un modo u otro . Varios ya se han apartado del tema, o les gustaría hacerlo. Otros han llegado a abandonar Cataluña.