El deber cumplido
Fueron conscientes de los riesgos inherentes a su vocación de servicio en Afganistán. Fueron el testimonio de lo mejor de España. Como lo están siendo en otros lugares y dentro de nuestra Patria
Pedro MorenésLeo estos días opiniones de todo tipo sobre Afganistán: es el final de la civilización occidental, los Estados Unidos de América se derrumban, Europa se escandaliza de su propia insignificancia, la OTAN no sirve para nada…
Creo que como todo lo exagerado, estas opiniones no reflejan la realidad en su estado más preciso. Desde la Segunda Guerra Mundial, la civilización occidental no ha hecho otra cosa que sufrir derrotas y, sin embargo, ha ido ganando la confrontación entre los sistemas que se disputan la hegemonía mundial. La caída del muro de Berlín es el paradigma de esa carrera a largo plazo entre sistemas de valores que compiten en hacer las sociedades más libres, justas y prósperas.
Valores: esa es la clave. Alguien me preguntó una vez por qué consideraba que los valores citados de libertad, justicia y prosperidad eran superiores a otros (citaba el interpelante a los imperantes en China). Le contesté que la diferencia entre unos y otros era que en las democracias occidentales uno puede elegir los valores conforme a los que quiere vivir, y en aquel país, no: le venían impuestos.
En Afganistán los intereses políticos, económicos y sociales de occidente se han visto puestos a prueba. Pero, sobre todo, los valores que he citado. Y se ha hecho dejación de ellos, sin duda. Pero no por todos, sea dicho en honor de quienes ahora me referiré: los militares.
Fueron cumpliendo con las órdenes recibidas, conscientes de los riesgos inherentes a su vocación de servicio, entusiastas y entregados al cumplimiento del deber. Vivieron y mostraron sus valores de espíritu de sacrificio, compañerismo, valentía, lealtad y generosidad con el pueblo afgano de manera ejemplar. Fueron el testimonio, en un país difícil, de lo mejor de España. Como lo están siendo en otros y también dentro de nuestra Patria.
Tuve el honroso privilegio de vivir directamente lo que acabo de decir, tanto en Herat como en Qala-i-Now y Kabul. Y, reitero, pude ver también la cercanía de todos ellos con el sufrimiento del pueblo afgano: el buen trato, la cercanía, la verdadera compasión que es la generosidad.
Por eso sé que ahora que muchos se preguntan por qué fuimos allí, hay unos españoles que saben por qué lo hicieron y no se hacen preguntas porque tienen la respuesta más honrada, más clara y más auténtica: porque cumplieron con su deber.
Y lo cumplieron a costa de sus vidas, del sacrificio de sus familias, del dolor de la lejanía y de la incomprensión de muchos de sus compatriotas, tan preocupados por sus vidas, como poco preocupados por las de aquellos.
Pero en la vida, ante la tragedia que estamos viviendo en Afganistán, como antes la vivimos en otros lugares, hay quienes pueden ir con la cabeza bien alta: los que cumplieron y cumplen día a día con su deber, dentro y fuera de España. A ellos y a ellas, a nuestros militares, el testimonio de mi agradecimiento, admiración, respeto y profundísimo afecto. El mismo que siento por sus familias, que los sostienen en su misión de la defensa de España.
Pedro Morenés fue ministro de Defensa