ENTREVISTA
Pedro Baños: «Con el Covid podemos perder la esencia de la democracia y que surjan cesarismos»
Sus libros sobre geoestrategia han sido un éxito editorial: «Aquellos que más presumen de apoyar la libertad son los que más la limitan»
Pedro Baños posa para ABC tras la entrevista
Sus dos anteriores libros «Así se domina el mundo» (traducido a 11 idiomas) y «El dominio mundial» fueron un fenómeno editorial. Además en un campo, la geopolítica, escasamente cultivado en España. Pedro Baños, coronel del Ejército de Tierra en situación de reserva, se adentra ahora ... con «El dominio mental» (Ed. Ariel) en los márgenes y tecnologías que condicionan nuestras sociedades y el poder. El Covid lo ha transformado todo.
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Diplomado de Estado Mayor, el coronel Baños (conocido como @geoestratego en redes sociales) fue jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo en Estrasburgo.
Covid-19: estados de alarma, confinamientos, restricciones de movilidad, control parlamentario más precario, vigilancia tecnológica... ¡Cómo ha afectado la pandemia a nuestras vidas!
Nos afecta y lo hará mucho más. Lo mismo que el efecto placebo nos cura psicológicamente, incluso con aquello que no son medicinas, hay un efecto muy desconocido que la ciencia estudia y se llama nocebo: cuando se habla constantemente de cualquier enfermedad, incluso en programas donde no era habitual o con noticieros dedicando 25 de los 30 minutos a ello, se crea un efecto psicológico muy negativo. Éste impacta negativamente en la sociedad y agrava esa y otras enfermedades. Y el problema de los niños también hay que tenerlo en cuenta en el futuro.
Seguridad sanitaria o libertad. ¿He ahí el dilema?
Estamos viendo que la libertad, la privacidad y la intimidad están quedando absolutamente cercenadas en este contexto. Lo preocupante no es esta situación, que es verdaderamente excepcional, sino que eso se perpetúe en el tiempo. Me preocupa saber cómo se desprenderán los gobernantes de este hipercontrol una vez que han saboreado sus mieles. Vemos cómo en muchos países cada vez la interferencia sobre el aspecto cibernético de las personas (redes sociales o lo que ven en internet) es cada vez mayor. Recientemente en Turquía se ha aprobado una ley para poder actuar en las redes sociales y limitar así la libertad de expresión claramente. Y no es el único país. También está sucediendo en otros estados donde existe teóricamente una democracia más asentada. Estamos perdiendo gran parte de la libertad que nos corresponde.
En una rueda de prensa aquí, en España, un general de la Guardia Civil dijo que se monitorizaban las redes sociales «para minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno».
El problema es dónde está el límite de la libertad de expresión y, sobre todo, quién decide dónde está ese límite. Si hablamos de delitos de odio... ¿qué son estos exactamente? Es verdad que están recogidos en las leyes pero tenemos que ser conscientes de que pueden ampliarse a cualquier cosa y, como quieren algunos gobiernos europeos, que no esté regulado por la Ley o la Justicia sino que pueda ser regulado directamente por la Administración. Eso va en contra de los derechos de las personas.
El dominio mental (Ed. Ariel). 544 páginas. 21,90€.
En su libro acuña el término de «democrática dictadura digital» o «totalitarismo democrático» para referirse a este «momentum» en el que nos encontramos con la pandemia y la digitalización...
Me preocupa el estado moribundo de la democracia. Con este tipo de medidas de totalitarismo democrático que se están imponiendo podemos llegar a perder la esencia de la democracia y que surjan verdaderos extremismos o un cesarismo que nos imponga un sistema diferente al que entendemos como verdadera democracia. Y que sea perjudicial para el conjunto de los ciudadanos. Es muy fácil limitar los derechos digitales de los ciudadanos precisamente en aquello que se suponía que iba a ser el ámbito de la libertad pura y donde el ciudadano iba a poder explayarse sin limitación, más allá de las leyes.
En su libro, en el capítulo «Las lecciones de la Covid», afirma que «en situaciones de crisis los gobiernos tienen la astucia de descargar su responsabilidad en los ciudadanos». ¿Vemos dejación de funciones por parte de los gobiernos temerosos de sufrir un desgaste político ante la magnitud de la pandemia?
Ante estos niveles de incompetencia los gobernantes —y estamos hablando en el ámbito europeo ya que no se han adoptado medidas unificadas en el ámbito de la UE con espacio Schengen— tratan de descargar sus responsabilidad en el ciudadano. Hemos de decir que, en el caso concreto de España, hemos sido los ciudadanos más respetuosos con las normas y que más hemos utilizado las mascarillas de todo el mundo. Habrá gente que lo incumpla, y esos pocos casos son magnificados para culpar al ciudadano de esa incompetencia suya.
Los españoles seremos los más responsables pero la pandemia se está cebando duramente con nuestro país en términos de muertes totales, porcentuales, contagios, impacto económico... ¿Qué está pasando?
Es absolutamente obvio. En estos momentos terribles, con una crisis excepcional, los políticos no son capaces de ponerse de acuerdo. Todavía estamos viendo cómo existen disparidades entre las comunidades autónomas o ayuntamientos. Hay una lucha fratricida en el país que es inaceptable. La democracia no es un sistema fallido pero se está demostrando que la gestión de la democracia está fallando completamente. Si la imagen que trasladamos es de una democracia moribunda tenemos que tener en cuenta que algo vendrá para sustituirla y eso nos perjudicará mucho más.
«Me preocupa saber cómo se desprenderán los gobernantes de este hipercontrol. Estamos perdiendo gran parte de la libertad»
Se está resquebrajando el pilar del contrato social...
Hay que renovar el contrato social para dar prioridad al ciudadano. La solución debe venir por la sociedad. Estamos viendo un descrédito de la política, sobre todo entre los jóvenes, con un futuro más incierto y tasa de desempleo que ronda el 50 por ciento en casos como España. Y el que trabaja lo hace en condiciones muy deficientes. Si no somos conscientes de esta situación vamos hacia una revolución. Hay que pensar que las revoluciones las hace el hambre y, ojo, en España puede empezar a haber hambre masiva en poco tiempo. Es tremendamente preocupante. La política debe ilusionar y no hacer ilusionismo con palabrería banal que busca que nos preocupemos en cosas accesorias.
«Habrá verdadera democracia cuando los mejores, bien pagados y mejor exigidos, nos gobiernen en lugar de hacerlo advenedizos, oportunistas o aprovechados». ¿En quién estaba pensando?
Antes los diputados eran los padres de la patria y ahora puedan pasar a ser los parias de la patria. Precisamente motivado por este descrédito de la política estamos viendo que a ésta no llegan los mejores. Y en las manos de los políticos estamos poniendo nuestras vidas y haciendas. Esto no es un juego como creen algunos. Estamos hablando de la profesión con mayor responsabilidad que existe. Necesitamos a gente capacitada, preparada y, por supuesto, bien pagadas si queremos atraer a los mejores. Pero, ojo, también hay que exigirles al máximo: no podemos permitir que nos falseen el curriculum o nos engañen con programas electorales que jamás cumplen. Tenemos que descongelar la democracia para que resurja.
Pedro Baños es coronel en situación de reserva
Apunta en su nuevo libro: «Estamos asistiendo a la muerte de la libertad a manos de los que presumen de defenderla a ultranza». Explíquese.
En el libro referencio una carta conjunta que publicaron intelectuales de izquierdas, básicamente estadounidenses pero también de otras partes del mundo... algunos muy de izquierdas. Ellos mismo dicen que estamos entrando en una fase donde cada vez es más difícil expresarse con libertad. Aquellos que más presumen de apoyar la libertad son los que más están limitando la libertad de los demás. No se puede permitir bajo ningún concepto que se limite la libertad de las personas, que sólo puede ser restringida por las leyes no por lo que esté marcado por los gobiernos o la censura social.
Dedica un apartado al uso de las mascarillas y cómo nos condicionan socialmente, actuando de inhibidor de emociones...
Me pregunto cuándo dejaremos de usar las mascarillas. Si las usamos ahora para evitar el contagio de este virus, mañana nos pueden decir que las usemos para evitar los contagios por la gripe. Todos los años en España se contagian 800.000 personas por la gripe de las cuales ingresaban en centros hospitalarios 50.000 llegando a fallecer algún año 15.000 personas. Por la misma regla de tres, estaremos obligados a utilizarlas. La mascarilla nos tapa nuestra verdadera expresión. Nos disimula. Y es preocupante. Pensemos lo que significa para los niños, que pueden desarrollar un déficit de capacidad para relacionarse y tener empatía.
«Quien domine ese espectro de 5G tendrá la capacidad para obtener información sobre todo lo que hacemos en nuestro propio domicilio»
Si George Orwell volviera a escribir su libro, definitivamente «2020» sería el año de su distopía...
El año 2020 ya significa el comienzo de una nueva era con la implantación absoluta del mundo digital y de otras medidas sociales que tienen inconvenientes importantes, como puede ser el teletrabajo. 2020 también significará un hipercontrol desconocido, con el que habría soñado cualquier dictador. Lo que nos relataron Orwell o Huxley en «1984» o «Un mundo feliz» se queda corto.
Facebook, Twitter, Google... ¿qué papel están jugando en el dominio mental?
Están jugando un papel importantísimo. Nos ofrecen noticias seleccionadas para cada uno de nosotros. Nos condicionan y, además, una de las claves es que pasemos el mayor tiempo posible en estas redes sociales para lanzarnos mensajes que nos van condicionando. También pasa con las plataforma de televisión: HBO, Netflix...
Cuando geolocalizamos nuestro teléfono móvil... ¿qué estamos ofreciendo?
Es que ni siquiera hace falta geolocalizar el teléfono. Aunque no autoricemos esa geolocalización, siempre lo estamos una vez que nos conectamos. La geolocalización significa que se pueden establecer perfiles sobre nosotros muy afinados. Saben adónde vamos, nuestra religión, dónde vivimos, si tenemos amantes,...
Mejor no tener teléfono móvil...
Recomendaría tener móviles muy básicos que no estén conectados a internet. En el momento que el móvil tiene datos, el control sobre nosotros será máximo. A todos nos ha pasado estar hablando sobre un tema y aparecer algo relacionado en un buscador...
Y encima ahora viene la «gran fiesta» de los datos que es la tecnología 5G. ¿Qué supondrá?
El 5G es la arteria que va a nutrir el internet de las cosas, donde incluso los electrodomésticos más cotidianos como el frigorífico o los coches inteligentes estarán conectados. Quien domine ese espectro de 5G tendrá la capacidad para obtener información sobre todo lo que hacemos en nuestro propio domicilio, una información muy valiosa desde el punto de vista comercial pero también político.