Paul Johnson: «España es un pueblo de coraje, su papel no es el de mísero satélite de Francia»
Prestigioso observador de la historia, Paul Johnson cree que el terrorismo internacional comienza a estar de retirada gracias a la «implacable» acción de Bush, y vaticina que en veinte años el Islam experimentará una modernización. A España le pide que vuelva a mostrar coraje
LONDRES. Una treintena de libros, entre ellos obras fundamentales como «Tiempos modernos», «La historia de los judíos» o la más reciente «Una historia del pueblo americano», avala al inglés Paul Johnson como profundo observador de las tendencias que toma la historia. A sus 76 años, ... Johnson sigue con igual interés que siempre los acontecimientos internacionales, incluso con más pasión si cabe. De evolución heterodoxa -de una juventud izquierdista pasó al deslumbramiento por Margaret Thatcher y ahora a una admiración por la persona de Tony Blair-, Johnson es una de las voces más claras del pensamiento liberal-conservador. Acérrimo defensor de George Bush, fustiga a los intelectuales occidentales por un antiamericanismo que considera consecuencia de su poco aprecio por la democracia.
Johnson recibe a ABC en su casa del barrio londinense de Bayswater con un «God bless Spain».
-¿Dios bendiga a España?
-Sí, su país debe estar en guardia. Me sorprendió mucho la conducta de España tras el terrible atentado de Madrid y que después retirara sus tropas de Irak, porque si tuviera que citar al pueblo con más coraje de Europa, diría sin ninguna duda que el español. Creo que la historia de España es sobre todo una historia de coraje. Y que los españoles, tras el atentado, dieran ese giro fue una terrible sorpresa para mí. Me preocupó mucho. Espero que sea una cosa temporal y que el pueblo español recobre el temple, porque debemos mostrar un gran coraje ante ese tipo de males en el mundo. Es muy importante que España juegue un papel de liderazgo en la lucha contra el terrorismo internacional. Amo a España y a los españoles, siempre he encontrado su historia inspiradora y quiero que España participe en el liderazgo de Europa.
-El nuevo Gobierno español ve las cosas de manera muy distinta a como las veía el de José María Aznar.
-Mire, yo no quiero criticar a España, porque estoy convencido de que esto es algo temporal. No tardarán en cambiar. España es un gran país y su papel no es el de jugar de mísero pequeño satélite de Francia.
-Aznar fue un estrecho aliado de George Bush, a quien muchos españoles critican. Usted, en cambio, ha escrito que Bush «es mucho más inteligente de lo que su imagen o la Prensa sugieren» y que es «el presidente que América necesita».
-Los próximos cuatros años veremos un liderazgo muy seguro en el mundo, por cuatro motivos. Uno es que Bush es un líder muy fuerte y resuelto. Guste o no, EE.UU. es una especie de Policía mundial. Vivimos en un mundo muy peligroso y violento a causa del crimen internacional. Y es muy importante tener una Policía fuerte y democrática. Bush tiene una gran determinación. La última vez que hubo un presidente débil, Clinton, es cuando el terrorismo internacional hizo considerables avances.
-¿Sugiere que la «debilidad» de la Administración Clinton permitió el aumento del terrorismo internacional?
-Sí, y el resultado fue la destrucción de las Torres Gemelas. Un ataque así nunca había sucedido. Ocurrió con Bush como presidente, pero la preparación vino de antes. En la enumeración que hacía, el segundo punto a favor de Bush es que tiene un Gobierno fuerte, que será aún más poderoso y decidido en su segundo mandato. Tercero, pienso que Bush aprecia la importancia de contar con aliados en los que realmente confíe. Es muy afortunado de tener a Tony Blair, que en asuntos internacionales es tan determinado y obstinado como el presidente norteamericano. Cuarto, creo que es importante un presidente que cree en la democracia y en su extensión.
-Pero estar en desacuerdo con Bush no es estar contra la democracia.
-No en el caso de los votantes de EE.UU., pero siempre he notado que los intelectuales occidentales que odian a EE.UU. y a Bush, tanto los norteamericanos como los europeos, en realidad odian la democracia. Dicen que creen en ella, y no es verdad. En su arrogancia y vanidad, no admiten que la gente ordinaria juzgue por su cuenta; se ven superiores y en el fondo no creen en una democracia en la que todos los votos son iguales.
-«No puedo recordar ninguna otra elección -escribió en un reciente artículo- en la que los enemigos de EE.UU. de todo el mundo hayan sido tan unánimes en esperar la victoria de un candidato». ¿Cuál es la razón del antiamericanismo que usted ve detrás de esto?
-La irracionalidad. Una de las cosas que he aprendido sobre los intelectuales, es que intelectual no significa inteligente. Los hay también con frecuencia que son ignorantes y estúpidos. El antiamericanismo es como el antisemitismo, no es racional. EE.UU. ha creado como ningún otro país una sociedad global, donde se encuentran todas las razas y religiones. Ser antiamericano no es sólo ser racista, es ser antihumanidad, porque EE.UU. es un microcosmos de la Humanidad. El antiamericanismo no tiene sentido. Esta elección ha sido la mayor derrota que los intelectuales occidentales han sufrido en muchos años. En realidad no son muy talentosos, comparados con decenios atrás.
-Usted ha calificado de «mito» que Bush esté en manos de los neoconservadores. ¿Qué diferencia hay entre la política de Bush y el planteamiento de los «neo-cons»?
-El concepto de neoconservadurismo es un mito, francamente. Conozco personalmente a muchos de los llamados «neo-cons». Están en desacuerdo en todo entre ellos, no son un grupo homogéneo. Cuando se reúnen, no hacen más que discutir. Van por libre. ¿Por qué se llama «neo» cuando es simplemente conservadurismo? La idea de que hay una gran conspiración y que Bush es una marioneta es una completa fantasía. Pero a los medios de izquierdas les gusta pensar en teorías de conspiración en la historia. Bush no es en modo alguno un intelectual, pero es un hombre inteligente que lee sus papeles cuidadosamente.
-«Imperialismo defensivo» llama usted a la nueva doctrina norteamericana en política exterior. ¿Cuáles son sus principios?
-El 11-S supuso un despertar para EE.UU. Por primera vez se dio cuenta de que era una entidad global, que ya no tenía fronteras, que sus límites son el mundo, pues desde cualquier parte del mundo puede ser atacado. En un mundo globalizado, EE.UU. tiene que anticiparse a sus enemigos, buscar y destruir sus bases, y desarmar a los Estados que probablemente les ayudan. La Administración Bush comienza a percatarse poco a poco de las implicaciones del curso en el que está embarcada. También para el propio presidente, el 11-S supuso un despertar. Bush entró en la presidencia por razones de dinastía familiar, sin estar claro lo que iba a venir. Cuando ocurrió el terrible ataque entonces su presidencia adquirió instantáneamente un efecto de maduración, y de pronto se dio cuenta de cuál era la misión de su mandato: destruir el terrorismo internacional desde las raíces y hacer el mundo un lugar más seguro. Desde entonces ha sido así, con considerable éxito. El terrorismo internacional está ahora en retirada y creo que en los próximos cuatro años probablemente será destruido en gran parte.
-Habla de un terrorismo en retirada, pero los atentados no cesan.
-El terrorismo internacional continuará desafiando objetivos menores. Ya se sabe que no es muy difícil matar gente en un mundo pacífico. Pero ya no es capaz de batir los objetivos mayores y, sobre todo, le es imposible encontrar un país en el que pueda hacer lo que quiera, porque ahora todos los países saben que EE.UU. no lo tolerará. Si hubiera un país que concediera refugio o asistencia al terrorismo internacional, será ocupado por las tropas norteamericanas y su Gobierno será reemplazado por uno democrático. Ya ha pasado el día en que el terrorismo internacional podía operar libremente por el mundo.
-En este «imperialismo defensivo», usted cree que EE.UU. necesita actuar de modo «implacable», incluso sin las Naciones Unidas.
-En esa misión de luchar contra el terrorismo internacional, a largo plazo es mejor que EE.UU. actúe solo o con pocos aliados que formar una coalición de compromiso dictada por el nerviosismo y la cobardía. Ahora es el momento para que Washington use toda su capacidad para eliminar el terrorismo internacional. Un momento así puede que no se vuelve a presentar. Y en esta globalización de la seguridad, EE.UU. procederá con la ONU si es posible, sin ella si es necesario.
-Tiene poco aprecio a la ONU, ¿ni siquiera ahora que acomete una reforma?
-Debería ser reemplazada por un club internacional de Estados democráticos cuya pertenencia debería depender totalmente de que pasen un test de respeto al Estado de derecho y a las prácticas democráticas. Ahora es una organización inmoral con muchos Estados corruptos que no observan ninguno de los principios de civilización. No es mucho más efectiva que la antigua Liga de Naciones. Yo siempre les digo a los norteamericanos que deberían sacarla de Nueva York. ¿Por qué no llevarla a Jerusalén, por ejemplo? Estaría más cerca de la pobreza; en cambio, los delegados de la ONU viven en caros pisos de Manhattan.
-A pesar de la no existencia de armas de destrucción masiva en Irak, aún cree que la guerra fue «necesaria y algo bueno».
-Los norteamericanos hicieron bien en echar del poder a Sadam Husein y los británicos en ayudarles. Sadam Husein estaba ansioso por tener esas armas y si hubiera finalmente logrado suficientes las habría utilizado. Fue el responsable de la muerte de cinco millones de personas. Incluso tenía que haber sido echado antes. Por otra parte, no creo que nadie mintiera respecto a las armas de destrucción masiva. La Inteligenecia aporta siempre información muy frágil, y los informes que tenían Bush y Blair decían que había armas de destrucción masiva. En cualquier caso, ésta no era la principal razón para enviar las tropas, sino destruir un régimen muy peligroso y agresivo.
-En el marco de la guerra contra el terrorismo internacional, usted ha remarcado que el Islam es imperialista por naturaleza.
-Siempre lo ha sido, cree en la conquista por la espada. La palabra «Islam» significa sumisión, sumisión a las autoridades islámicas. El Islam es una religión imperialista, mucho más de lo que nunca fue el Cristianismo. No obstante, creo que hay razones para la esperanza. El Islam es una religión medieval que gradualmente perderá el fundamentalismo y se modernizará. El Cristianismo tuvo la Reforma y la Contrarreforma en el siglo XVI que lo modernizaron. El judaísmo tuvo su ilustración en el siglo XVIII y también se modernizó. Esto nunca sucedió en la misma medida con el Islam. Pero sucederá en los próximos diez o veinte años. Veremos un Islam con el que será más fácil tratar y se resolverán muchos problemas del mundo.
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