La participación puede caer en un millón de votantes

La movilización es uno de los objetivos principales de todos los equipos de campaña. Pero en esta ocasión tendrán un obstáculo: la campaña electoral se prevé especialmente plana, más austera , con menos impactos en las calles por la supresión, en muchos casos, de la cartelería exterior. Los mítines se reducirán, o al menos esa es la intención declarada, y hay un acuerdo tácito de gastar menos, lo que agradecen los ciudadanos, pero al mismo tiempo «agita» menos a los electores para acudir a las urnas.

A todo ello hay que sumar la fecha de las elecciones , ya en verano , con menos consumo televisivo, más desplazamientos de fin de semana y más gente de vacaciones.

La participación se ha convertido así en un quebradero de cabeza para los estrategas electorales, porque no solo hay que movilizar al propio electorado, sino evitar el efecto contrario, es decir activar al contrario .

De ahí que los partidos midan al máximo sus mensajes y eviten la movilización del adversario. El PP se ha puesto como objetivo movilizar al elector y al exelector de Rajoy . El resto, está fuera de su foco de atención. Por eso, en Génova se ha diseñado una campaña en positivo, «a favor» , para no movilizar a la izquierda ni el voto antiPP.

Rajoy se dirige al elector «natural» del PP , con mensajes positivos y sin crispar, según fuentes de su equipo. Por eso, cuando este jueves le preguntan si va a utilizar el procesamiento de Chaves y Griñán durante la campaña electoral se limita a contestar con un «no» tajante. Quiere hacerse «invisible» a todo aquel que no sea, o haya sido, votante del PP . Quiere evitar el voto «anti» Rajoy.

Desde GAD3, se estima que si baja la participación será principalmente en la costa y entre los jóvenes , lo que castigará más a los nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos). El interior de España aguantará más en participación.