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El Parlament aprueba las cuentas de Torra, sin adaptar al Covid-19

El «president» tira de victimismo económico y reclama «tener un Estado a favor»

Minuto de silencio por los fallecidos por el Covid-19, ayer, al inicio del pleno en el Parlament EFE
Daniel Tercero

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Un hemiciclo desangelado del Parlamento de Cataluña ( 21 diputados presentes en un pleno de 134, el resto votó por delegación o vía telemática) aprobó ayer el proyecto de ley de Presupuestos de la Generalitat para 2020 y la conocida como ley de acompañamiento. El gobierno catalán renovó, así, unas cuentas que se prorrogaron en 2018 y 2019 y se arrastraban desde la época de Carles Puigdemont (JpC) y Oriol Junqueras (ERC).

JpC y ERC contaron este viernes con la ayuda imprescindible de los comunes, que se abstuvieron en la votación, para que la Generalitat trabaje este año con unas nuevas cuentas. Sin embargo, el proyecto no está adaptado a la crisis sanitaria actual por el Covid-19 y las consecuencias económicas por venir, por lo que la Generalitat tendrá que modificar algunas partidas durante las próximas semanas.

Petición de pacto de Cs y PSC

Antes de la sesión vespertina que aprobó las cuentas, en el mismo atípico pleno, se vivió por la mañana una sesión de control al gobierno catalán con referencias a la crisis del coronavirus y al presupuesto a punto de nacer.

En esta línea, Quim Torra, presidente autonómico, admitió que las cuentas que se aprobarían poco después «no bastan» para que la Generalitat luche contra el Covid-19 , exigió al Gobierno de España más «transferencias directas» y enarboló un discurso victimista recordando, entre otros asuntos, el supuesto «déficit fiscal» y la disposición adicional tercera del Estatuto de Cataluña –que no es de obligado cumplimiento para el Gobierno–.

«Necesitamos tener un Estado a favor, que el Gobierno español juegue a favor», aseguró Torra. Y añadió: «Necesitamos estas transferencias de dinero para poder pagar el coste sanitario». Un «coste sanitario» que, según el gobierno catalán, podría ascender a unos 2.000 millones de euros.

La sesión se desarrolló con un respeto dimensional y político fuera de lo habitual. Tanto que sorprendió que Lorena Roldán (Cs) y Miquel Iceta (PSC) propusieran pactos parlamentarios globales a Torra para reconstruir Cataluña, al estilo de la propuesta del Gobierno de España a los grupos de la oposición en el Congreso. «¿Si no lo hacemos ahora, entonces, cuándo?», preguntó la líder de la formación liberal. Iniciativas, sin embargo, que Torra trató de enfriar, al recordar que él no dejará a un lado su objetivo: la independencia de Cataluña.

Subió un poco la temperatura del hemiciclo con la intervención de Alejandro Fernández (PP), quien reprochó a Torra la «obsesión identitaria» de su gobierno, al recordar que, según Meritxell Budó (JpC), portavoz autonómica, en Cataluña habría menos muertos si la región fuera un país independiente del resto de España. «Han sustituido el indecente ‘‘España nos roba’’ con el inmoral ‘‘España nos mata’’. No es normal desde el punto de vista psiquiátrico», añadió el líder popular.

Los 3.000 millones de euros

Ya por la tarde, el protagonismo fue para Pere Aragonès (ERC), vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda, quien, como autor y responsable del proyecto de presupuestos autonómicos para 2020, defendió las cuentas reconociendo que son, prácticamente, del pasado. «Cuando presentamos las cuentas en el Parlament, a finales de enero, el Covid-19 afectaba solo a China, dos meses y medio después, todo el mundo lucha para superar la pandemia», señaló Aragonès.

Pese a esto, el vicepresidente de la Generalitat consideró que este proyecto « es un buen presupuesto » e indicó que las cuentas dan «más herramientas que un presupuesto prorrogado desde hace tres años» para luchar contra las consecuencias económicas de la actual crisis sanitaria.

La administración autonómica catalana gestionará más de 36.008 millones de euros, aunque el gasto no financiero será de 26.633 millones. En su conjunto, sobre el papel, la Generalitat contará con unos 3.000 millones de euros más. Argumento que Aragonès esgrimió para defender la norma. Una cifra, sin embargo, que Cs, PSC y PP advirtieron que no es real. José María Cano (Cs), Alicia Romero (PSC) y Santi Rodríguez (PP) recordaron que parte de esos 3.000 millones de euros presupuestados ya se gastaron en 2019 (una posición compartida con Maria Sirvent, de la CUP), que no hacía falta tener unas nuevas cuentas para subir el techo de gasto de la Generalitat y que en el presupuesto ejecutado del año pasado se gastaron 3.600 millones de euros más de lo presupuestado en 2017.

Por su parte, Jéssica Albiach defendió la abstención de los comunes, posición necesaria para que JpC y ERC aprobasen las cuentas, indicando que se suben los impuestos a « los ricos » y criticando al independentismo, como para hacerse perdonar por su voto.

El pleno fue atípico y tranquilo. Solo Torra desentonó al criticar a Roger Torrent (ERC), presidente parlamentario, por impedir un pleno no presencial. Una propuesta sin cabida legal.

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