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El paisanaje nuclear

El cierre de Garoña supondría la destrucción de un millar de puestos de trabajo, la mayoría de ellos en el Valle de Tobalina, comarca que ha vivido tradicionalmente de la agricultura y la ganadería. En los últimos años los relevos generacionales se han producido más en la central que en el campo

Si no fuera por la alambrada «a lo Guantánamo» del perímetro -se instaló después del 11-M, nos aclaran-, Garoña parecería una instalación industrial más. Sus gestores se han preocupado de que no sea una anormalidad enquistada en el bello paisaje del Valle de Tobalina, ... envolviendo el hormigón con árboles de gran porte y jardines donde retozan gamos. Obsesión por lo verde: un paisaje amable junto a un reactor nuclear. Mala conciencia, dicen los críticos. Inversión en mejora medioambiental, se defiende Nuclenor. En la exposición abierta al público llama la atención una fotografía del meandro antes de la construcción de la central: un paraje más bien feo, sin apenas vegetación, en comparación con la actual exuberancia de la que tan sólo parece escapar la larga chimenea.

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