Suscribete a
ABC Premium

REPORTAJE

Okupación salvaje: la España secuestrada

Un alto porcentaje de la okupación ilegal afecta a viviendas de bancos, pero desde ellas, la corrupción de la convivencia y la intimidación vecinal es la misma que cuando lo que se profana es un piso privado

Impotentes, los ayuntamientos de los municipios inoculados por los okupas no tienen otro remedio que actuar «al límite de la ley o un poquito más allá».

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A la alcaldesa de Yuncos, una localidad de 12.000 vecinos 34 kilometros al sur de Madrid, le tocó estar tres semanas con protección personal cuando este tiempo atrás los okupas amenazaron con manipularle los frenos del coche. La Guardia Civil le enseñó a comprobarlos ... por ella misma para su seguridad. «Como en el País Vasco... en mi pueblo» , dice con pesar María José Gallego. No es la única. A diez minutos por carretera, en Lominchar, 2.300 censados, su también alcalde, Roque Fernández, relata que viven «bajo una ley de silencio, igual que con ETA» porque debido al miedo, nadie se atreve a denunciar lo que hacen quienes se han adueñado ilegalmente de las casas. Y se pregunta si «el Gobierno va a permitir que volvamos a eso... a la mordaza». «Esto es la destrucción de mi pueblo. Tengo claro que la solución la tengo que buscar yo, porque Podemos está dando alas a esto y no van a cambiarlo por nada del mundo», se contesta.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia