Objetivo: arrinconar a la Policía y a la Guardia Civil en Navarra
El primer paso fue dar las competencias de Tráfico a la Policía Foral

La dependencia del Gobierno del nacionalismo vasco, incluidos los independentistas de Bildu, se paga con concesiones, y no solo en el País Vasco . En Navarra cada vez es mayor la preocupación por ese «colonialismo euskaldún» que se extiende por la Comunidad foral ... con el beneplácito del Ejecutivo socialista de María Chivite, quien se mantiene en el poder solo porque ese sector se lo permite.
En ese proyecto nacionalista para Navarra, cuyo objetivo último es su anexión al País Vasco, el progresivo arrinconamiento de las Fuerzas de Seguridad, en favor de la Policía Foral, es objetivo prioritario al tratarse, junto con el Ejército, de uno de los elementos más evidentes y simbólicos de la presencia del Estado allí.
Las urgencias políticas de Pedro Sánchez —léase su obsesión por mantenerse en el poder aun a costa de traspasar lo que él mismo había marcado como líneas rojas— han permitido a los nacionalistas avanzar en su estrategia de relegar a las Fuerzas de Seguridad en favor del Cuerpo autonómico. El caso más evidente es la cesión por parte de Interior de todas las competencias de Tráfico, que la Guardia Civil compartía con la Policía Foral , a la segunda.
La pandemia ha evitado que este traspaso se firme en octubre, como estaba previsto, pero se hará en las próximas semanas. En cuanto a la desaparición de la Guardia Civil de Tráfico de Navarra, se retrasará algo más de dos años, pero porque el Cuerpo autonómico no tiene aún los agentes suficientes para asumir en solitario la misión. No obstante, la decisión política es irreversible.
Sacar a la Guardia Civil de las carreteras de la Comunidad foral supone reducir la presencia de la Benemérita allí a un puñado de casas cuartel con misiones de seguridad ciudadana , más allá de sus funciones en el aeropuerto o la investigación de delitos cuyos autores actúan en varios territorios y el terrorismo. Es verdad que los 200 agentes de Tráfico del Instituto Armado en Navarra pueden quedarse en otras unidades y que podrán unirse, si así lo desean, a la Policía Foral. Pero también es incuestionable que se trata de un repliegue.
Poco antes de que se tomara esa polémica decisión, en enero pasado, el ministro del Interior había negado ante un grupo de oficiales, durante una visita a la Comandancia, que se fuera a tomar esa medida. Ahora nadie es capaz de descartar que además de Tráfico se transfieran en el futuro otras competencias de la Benemérita , como la ya citada de seguridad ciudadana o el Seprona, en línea con esa idea de que la Policía Foral debe ser equiparable a la Ertzaintza y los Mossos.
Las fuentes de las Fuerzas de Seguridad consultadas por ABC dibujan un futuro también preocupante para la Policía Nacional. El nacionalismo no esconde su anhelo de que los forales se hagan cargo en exclusiva de la seguridad ciudadana en toda la comunidad. Eso supondría el fin de la presencia del Cuerpo nacional en las calles, muchas veces un elemento clave para obtener los primeros datos que permiten abrir una investigación. El resultado, como se ha visto en el País Vasco y Cataluña, sería una inexorable pérdida de operatividad en numerosos ámbitos de la delincuencia , además de lo que supone de perder visibilidad ante los ciudadanos.
«A corto plazo, en esta legislatura, no es previsible algo así, entre otras cosas porque la Policía Foral no tiene medios para ello. Pero a medio sí puede suceder, y un gobierno débil, que depende de sectores de la izquierda extrema y el nacionalismo, puede estar tentado en ceder, mucho más si Bildu y Geroa Bai toman el control en Navarra. La Policía autonómica es un instrumento y cambia mucho que lo utilice un gobierno constitucionalista o no. Y además, una vez que se cede, no hay solución».
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