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Los muertos de la guerra se echan a la calle

Miles de personas se manifestaron ayer en el centro de Madrid, desde Cibeles a Sol, para protestar contra «la impunidad del franquismo» y respaldar al juez Baltasar Garzón. La manifestación, la primera de estas características que se celebra en los 34 años de democracia (más de 20 con Gobiernos socialistas), sólo reivindicaba la memoria de los muertos de uno de los dos bandos que se enfrentaron en España en el siglo pasado.

Entre los manifestantes se encontraban algunos representantes del PSOE, como Pedro Zerolo, para quien Garzón es un «símbolo de la Justicia universal, no un prevaricador», y de IU, como Cayo Lara, Inés Sabanés o Gaspar Llamazares, así como los llamados artistas de la zeja. Entre ellos, Pedro Almodóvar, José Sacristán, Pilar Bardem, Charo López o Juan Diego Botto.

Los primeros gritos que abrieron la protesta fueron los que reivindicaban un cambio de forma de Estado: «¡España, mañana será republicana!» o «¡No hay dos sin tres, República otra vez!».

Banderas republicanas

Los manifestantes también portaban banderas tricolores, junto a alguna enseña roja del Partido Comunista, y exhibían retratos de los muertos. Algunos sacaron a la calle fotografías de sus antepasados -«este era mi abuelo», decía uno de ellos-, pero una gran parte portaba imágenes repetidas de los poetas Miguel Hernández (muerto en 1942 en prisión) y Federico García Lorca (asesinado en 1936, en plena Guerra Civil) o del anarquista Salvador Puig Antich (que fue ejecutado en 1974 acusado de asesinar al policía que intentó detenerle). «Estamos repartiendo fotos de las víctimas ¿Queréis?», preguntaba una voluntaria a quienes se incorporaban a la protesta.

Junto a las fotos de los muertos, los manifestantes portaban infinidad de pancartas: «El delito es tapar delitos», «Fuera fascistas del Supremo», «Hay que ilegalizar al PP» o «España, al revés; fascistas y corruptos hacen juzgar al juez», entre otras.

Contra Esperanza Aguirre

La manifestación también se convirtió en un clamor contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y uno de los gritos que se coreó con mayor entusiasmo fue el de «¡Esperanza, dimisión!». Y es que a ella responsabilizaron -y no al Ayuntamiento de la capital- de que no se hubiera cortado el tráfico cuando apenas faltaban quince minutos para que empezara la manifestación y en las aceras no cabía un alfiler. Al final, quienes pagaron el pato fueron los conductores y viajeros de los coches y autobuses que se quedaron atrapados en medio de la manifestación y que tardaron alrededor de una hora en ser liberados por la Policía.

La protesta terminó en Sol con un minuto de silencio lleno de puños en alto. Allí, Almodóvar, Almudena Grandes y Marcos Ana leyeron un manifiesto en apoyo a Garzón. Dijeron que el proceso contra el juez «ensucia» la memoria de las víctimas, «desprecia el dolor» de sus descendientes y condena las aspiraciones de justicia de miles de familias. Calificaron el proceso de «escándalo sin precedentes» y cuestionaron la Ley de Amnistía de 1977 por ser «preconstitucional». Tampoco muchas de las banderas que se vieron son las constitucionales.

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