La muerte de Lagardère deja sin rumbo al primer grupo mundial de revistas
El grupo posee 222 revistas en cinco continentes y vende unos mil millones de ejemplares todas las semanas. Además, es el primer constructor europeo de armas
PARÍS. El fallecimiento inesperado de Jean-Luc Lagardère el pasado 14 de marzo deja al grupo que lleva su apellido en una encrucijada. El gran patrón del primer constructor de armas europeo estaba al frente, al mismo tiempo, del primer grupo mundial de revistas, al cuarto grupo editorial del mundo.
Jean-Luc Lagardère comenzó su meteórica carrera como simple ingeniero trabajando a sueldo de Marcel Dassault, el legendario constructor de aviones. En apenas veinte años, el empresario se convirtió en un peso pesado, como constructor de armas emergentes, que financiaron, durante mucho tiempo, su vertiginoso crecimiento en casi todos los terrenos de la comunicación.
Durante el septenio presidencial de Valery Giscard d´Estaing (1974-81), Lagardère consiguió enormes contratos de construcción y venta de armas, para el Estado y para la exportación. De aquellos años data su primera irrupción en el mundo audiovisual, con la compra de Europe n° 1 (la segunda cadena de radio nacional). Sus biógrafos afirman que fue Giscard quien ofreció a Lagardère, en bandeja, la compra de Hachette, el gran grupo editor y distribuidor, en 1980.
Que el primer constructor nacional de armas se convirtiese, hace veintitrés años, en el primer editor de Francia, se percibió, ya entonces, como una amenaza cultural. Pero las resistencias desaparecieron pronto. Ganó mucho dinero construyendo armas, durante los dos septenios de François Mitterrand (1981-88 y 1988-95), cuando cuajaron definitivamente las proporciones internacionales de su grupo.
A través de su primera empresa personal y la privatización de Matra, Lagardère acabó convirtiéndose en el gran patrón de la European Aeronautic Defence and Space Company (EADS), compañía que controla todos los más grandes proyectos de la Europa de espacial y militar.
Mil millones de ejemplares
Con 222 revistas en cinco continentes y unos mil millones de ejemplares vendidos cada semana, las distintas filiales del grupo Lagardère son el primer grupo de revistas del mundo, el primero de Francia, el tercero de Estados Unidos, el cuarto de España. De «Elle» a «Paris-Match», el grupo está presente en todos los mercados del sector. Y las filiales son globalmente muy beneficiosas.
Tras la compra de Hachette, en 1980, el desmantelamiento del grupo Vivendi Universal (VU) le permitió a Jean-Luc Lagardère comprar todo el paquete editorial de su antiguo rival, el otoño-invierno de 2002, para convertirse en el quinto editor mundial. Hoy, el primer constructor nacional de armas publica y distribuye casi tres de cada cuatro libros publicados en Francia. La fusión de todas las editoriales controladas por Hachette y todas las editoriales controladas por Vivendi, en Francia, Europa y los Estados Unidos, suscitó un debate inconcluso.
Tres editores significativos, Gallimard, Seuil y La Martinière presentaron hace meses una querella ante las autoridades que rigen las normas de la competencia, en la Comisión de la UE. Esa querella continúa en suspenso. A través de una de sus filiales bancarias, Lagardère compró y pagó los activos editoriales de Vivendi. Pero la operación no está definitivamente cerrada.
Quedan, todavía, enormes intereses en la distribución de prensa, la producción e introducción de las nuevas tecnologías audiovisuales. Se presta a Arnaud Lagardère (42 años), el heredero único, tras el divorcio de su padre, grandes proyectos: comprar Canal Plus, comprar France 2 (primera cadena del servicio público), comprar o invertir en algún diario nacional, consagrarse a las industrias de la comunicación, en detrimento (muy relativo) de sus posiciones en la industria de la defensa europea. De entrada, Arnaud Lagardère ha comenzado por confirmar la estrategia y objetivos de su padre, aunque a corto o medio plazo éstos pueden variar considerablemente.
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