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Viuda de Torcuato Fernández-Miranda

Muere Carmen Lozana Abeo, la esposa del guionista de la Transición

La duquesa viuda de Fernández-Miranda sobrevivió cuarenta años a su marido, a quien acompañó en todo momento, y siempre mantuvo viva su memoria y su legado político y personal

Carmen Lozana Abeo, a la derecha, con Doña Sofía EFE
Juan Fernández-Miranda

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En un fin de semana de agosto de 1976, Carmen Lozana se encargó de teclear en un máquina de escribir Hermés el borrador de la Ley para la Reforma Política que su marido, Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, le iba dictando. Fue un fin de semana de agosto de 1976, cuando el Gobierno de Adolfo Suárez no sabía cómo proceder para llevar a España a la democracia y el presidente de las Cortes tuvo que coger las riendas. «Aquí tienes esto, que no tiene padre», le dijo Fernández-Miranda a Suárez al día siguiente entregándole el borrador, y el proceso de Transición se lanzó hacia el éxito.

Carmen Lozana Abeo nació en Gijón en 1921 y fue la mayor de dos hermanos. El 2 de abril de 1946 se casó con su novio de siempre en la ciudad natal de ambos. De allí a Oviedo, y pronto a Madrid, donde vivió la mayor parte de su vida sin perder el vínculo con sus raíces asturianas. Tuvieron ocho hijos y formaron una gran familia que hoy cuenta con 22 nietos y 8 bisnietos.

La duquesa viuda de Fernández-Miranda ha sobrevivido cuarenta años a su marido, a quien acompañó en todo momento, y siempre ha mantenido viva su memoria y su legado político y personal . Como aquel fin de semana de 1976, Carmen Lozana fue testigo privilegiada de muchos de los momentos clave de nuestra historia reciente, y eso le permitió mantener una leal y discreta relación de confianza con Don Juan Carlos y Doña Sofía .

Los últimos actos públicos en los que participó Carmen Lozana tuvieron lugar en 2015, cuando el Congreso de los Diputados rindió homenaje a Torcuato Fernández-Miranda en el centenario de su nacimiento; y cuando el Ayuntamiento de Madrid le reconoció colocando una placa en la fachada de la que fue su vivienda en la calle general Oraá de Madrid. Dos reconocimientos institucionales al presidente de las Cortes de la Transición, a quien el Rey Don Juan Carlos ya distinguió en 1977 al entregarle el Toisón de oro y el Ducado.

Fernández-Miranda sabía que no habría llegado a ser quien fue si no hubiera encontrado a Carmen Lozana, de quien se enamoró el día que la conoció, y así se lo relataba a sus hijos cuando eran niños: «Mi vida personal cambió cuando vi venir unos ojos verdes por la calle Corrida».

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