tras un escenario de furia en las cuencas mineras
Llega la «marcha negra»
Este domingo entrarán en Madrid las columnas de mineros que avanzan desde el norte
ALEJANDRO CARRA
Este domingo llegará a Madrid la « marcha negra ». El nombre con el que se han autodenominado las columnas de mineros que desde el norte se unen para entrar en la capital, no puede ser más acertado. Pero no por tratarse del sector del ... carbón sino por el espectáculo de furia y descontrol que han firmado en los más de 40 días de protesta desatados en las cuencas mineras . No ha faltado de nada en la refriega por las subvenciones. Hemos visto lanzacohetes caseros, barricadas en llamas cortando las autovías, tornillería variada y petardos que no tenían nada que envidiar a los artefactos explosivos improvisados (IED, en la jerga militar) que dejan los talibanes al paso de las fuerzas de la ISAF en Afganistán. Ni por asomo insinuar que sean terroristas, los mineros. Pero lo cierto es que no se han dejado en su peculiar arsenal un solo objeto contundente por utilizar contra las Fuerzas de Seguridad, a las que han emboscado como Don Pelayo a los sarracenos.
En España, tenemos muchas, muchísimas, cosas que aprender. Entre ellas las convenientes virtudes de la anticipación y la moderación. Hace años, muchos, que las cuentas del carbón no salen. Pero como el manguerazo de las subvenciones europeas (más dañinas a la postre que el oro y la plata que trajimos de América) lo anegaba todo, ¿para qué adelantarse e ir preparando una alternativa cuando había tiempo? Que el último apague la luz, si no se ha achicharrado las manos con la patata hirviendo que se han ido pasando unos a otros legislatura tras legislatura.
Pero el tiempo se agotó, la subvención se convirtió en parte del paisaje, y ahora toca arrancarla de raíz bajo los cascos de los caballos del Apocalipsis . Sentarse con calma y tiempo suficiente para llegar a un punto de encuentro no es una dinámica precisamente ibérica. Enterrarse en el suelo hasta las rodillas y abrirse las meninges a garrotazos es más nuestro. Lo que viene siendo el típico escenario de negociación a la española por el que en Finlandia arrojan la toalla y preguntan por dónde, por favor, se sale uno del euro, que no entienden nada.
El tiempo se agotó, la subvención se enraizó, y ahora toca arrancarla de cuajo
Hoy llegan los mineros a la capital, y todo lo que los sufridos madrileños podemos hacer es desear que comprendan que más estratégico que el carbón son la Sanidad y la Educación, y no arden colegios ni hospitales para que comprendamos su preocupación por el futuro. Que es la misma que la de todos los españoles.
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