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Al menos ocho coches arden en la tercera noche de algaradas de los CDR en Barcelona

Mandos de la Policía y los Mossos coinciden: «Esto es una rebelión, un desafío al Estado»

Marlaska de cena en Chueca mientras ardía Barcelona

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Coches ardiendo en la calle Roger de Flor, anoche en Barcelona EP
Pablo Muñoz

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Es un mando de los Mossos, y ayer su diagnóstico de la situación tras los sucesos del martes por la noche en Barcelona era demoledor: «Se equivoca quien piense que lo que sucede estos días en Cataluña es un problema de orden público, porque es una rebelión en realidad» . Un mando de la Policía, igualmente con altas responsabilidades, coincide en el diagnóstico, aunque con distintas palabras: «No es una alteración del orden, es un desafío al Estado».

Y el desafío continuó anoche, con la concentración que los CDR convocaron en la Gran Vía con Marina. Tras el habitual comienzo festivo —lanzamiento de multitud de rollos de papel higiénico—, parte de la masa se desplazó hasta la Consejería de Interior, que ha sido señalada por esos grupos por su actuación, mientras que el resto se concentró en la calle Diputación y aledañas, donde quemaron los primeros contenedores.

Los Mossos d’Esquadra custodiaban el edificio oficial ayudados por la Policía Nacional. Para contener a los manifestantes se colocaron unas vallas, que pronto fueron objetivo de la turba. Los incidentes, por tanto, se reproducían prácticamente a la misma hora que la noche anterior, de nuevo protagonizados por enmascarados bien organizados que dirigían a la masa, antisistemas, estudiantes con ganas de armarla y chavales alejados, incluso, de la mayoría de edad. El alcohol y el hachís, entre otras sustancias, corrían con generosidad entre los congregados , cada vez más envalentonados. Muchas mochilas contenían botellas; primero se bebían su contenido, y luego usaban el vidrio como proyectil.

Más contundencia

Anoche, sin embargo, las Fuerzas de Seguridad tenían claro que no iban a pasar ni una, de modo que las cargas no tardaron en llegar. De una disposición defensiva pasaron en pocos minutos a tomar la iniciativa, así que las primeras carreras no tardaron en llegar. Fuentes de los Mossos consultadas por ABC ya advertían por la tarde de que esta vez su actuación iba a ser más contundente que la noche anterior, y la verdad es que fue así desde los primeros momentos . El objetivo era evitar que se levantaran barricadas como la noche anterior, y sobre todo que las prendieran fuego. El objetivo se consiguió parcialmente.

Los altercados volvieron a demostrar que los elementos más violentos estaban perfectamente organizados, intercambiaban consignas y movían las piezas en función de las informaciones que recibían. No eran grupos que coincidían casualmente, sino células de una organización bien organizada.

A medida que avanzaba la noche la violencia aumentaba. Los radicales cruzaban en la calle grandes maceteros y en algún caso prendían fuego a la planta a modo de barricada . No parecía que el ecologismo fuera una de sus banderas, como muchos defienden. Además, también se quemaron al menos ocho coches en la calle Roger de Flor y todo aquello susceptible de arder que se encontraban a su paso. La calle Aragón y la Gran Vía también fueron escenario de enfrentamientos.

Algunas de las barricadas ardiendo provocaron llamas que llegaban hasta los primeros pisos de los edificios, lo que suponía un riesgo añadido. Los alborotadores, cada vez más diseminados por la proporcionada actuación de las Fuerzas de Seguridad, se mostraban muy inquietos y se empleaban con más violencia.

Al cierre de esta edición las algaradas continuaban y se esperaban que se prolongasen hasta entrada la noche. También en Gerona hubo enfrentamientos delante de la Subdelegación del Gobierno, en el mismo lugar y a la misma hora que la noche anterior. A las 22.00, mientras los CDR se empleaban a fondo, se volvía a oír en Barcelona una cacerolada. El resto de la ciudad, mientras, intentaba descansar de otro día en la que unos descerebrados le robaron la tranquilidad. Hoy, más de lo mismo.

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