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Méndez de Vigo en el Foro ABC: «Si se mete la mano, se paga; si se mete la pata, es distinto»

El portavoz del Gobierno defiende la inocencia del presidente de Murcia y pide a Ciudadanos que no arriesgue la estabilidad

El ministro portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo MAYA BALANYA
Itziar Reyero

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Apenas han pasado cuatro meses desde la formación del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy y el PP atraviesa por su primera gran crisis de confianza con Ciudadanos, que ha puesto en jaque la estabilidad institucional en Murcia. Sin embargo, tanto el Ejecutivo como los de Albert Rivera se han conjurado por aislar su acuerdo nacional de la zozobra autonómica desatada tras la imputación judicial del presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez , que ayer declaró ante el juez. Conscientes de que la estabilidad de España está comprometida, en Moncloa aseguran que el pacto de investidura no está en riesgo. Tampoco será obstáculo para la negociación de los Presupuestos.

Rebajar la tensión

El portavoz del Ejecutivo y ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo , aprovechó ayer su intervención protagonista en el Foro ABC celebrado en el Casino de Madrid para llamar a la calma a su socio prioritario, Ciudadanos, y rebajar la tensión entre ambas formaciones políticas a los «altos y bajos» que atraviesan todas las parejas. «Aquí en España lo que pasa es que esa cultura del pacto no está desarrollada. Lo que está en juego es la gobernabilidad de España. Eso es lo importante. Está bien encauzada. No debemos distraernos de ella», dijo Méndez de Vigo ante las maniobras iniciadas por Albert Rivera para derrocar al presidente murciano explorando una posible moción de censura con PSOE y Podemos en Murcia.

El portavoz de Moncloa exhortó a Ciudadanos a que deje margen para que la Justicia decida sobre Sánchez y no se precipite porque, en términos generales, la cosa pública avanza y los datos macroeconómicos son halagüeños. Y la agenda reformista del país apremia. «El acuerdo para la investidura, y los 150 puntos, están en marcha. El acuerdo revela la apuesta del PP y Ciudadanos por la seguridad y la estabilidad. Es lo que nos está dando fuerza en el ámbito internacional. Los resultados económicos están acompañando y es bueno continuar lo que funciona», señaló durante el coloquio, patrocinado por Deloitte, Banco Santander, DKV y la Fundación Macba.

Méndez de Vigo otorgó carta de «normalidad» a la declaración ante el juez del mandatario y depositó su «confianza en los tribunales». El ministro, que se refirió al dirigente del PP como «una persona honrada», circunscribió su imputación judicial en el caso Auditorio –el proyecto de una infraestructura cultural en Puerto Lumbreras , localidad de la que Sánchez fue alcalde– como un asunto de naturaleza estrictamente «administrativa». «No hay, creo yo, corrupción», dijo, para señalar: «Si se mete la mano, se paga;si se mete la pata, es distinto».

En contraste a la actitud de los dirigentes catalanes procesados por convocar y organizar el referéndum ilegal del 9-N, que acudieron al juzgado rodeados por una multitud independentista, el portavoz del Ejecutivo valoró que el presidente de Murcia acudiera ayer «solo», «a cara descubierta», sin exhibicionismos.

El portavoz del Gobierno hizo en el Foro ABC un somero repaso de la realidad política de España. Su diagnóstico fue que, «tras cuarenta años de democracia» los españoles han pedido a los partidos «que cambien de chip», abandonen los «viejos esquemas» de «antagonismos vacíos» y actuén juntos en la búsqueda de soluciones comunes. O ésta es la legislatura del diálogo o será fallida, reseñó reseñó Méndez de Vigo, quien citó a Antonio Machado para decir que «pactar no significa ni claudicación ni la asunción sin más de las posiciones del otro» , sino que es la disposición permanente al intercambio de ideas para el acuerdo. El poeta lo dijo así: «Tu verdad no es la verdad. Vamos juntos a buscarla. La tuya guárdatela».

En su intervención enumeró los hitos de la «agenda reformista» de la legislatura, que hay que «jerarquizar», priorizando los pactos de Estado marcados por el presidente en la investidura:Educación, Pensiones, Empleo, Lucha contra la Violencia de Género, por la Energía, financiación autonómica y contra la corrupción.

Y se refirió, lógicamente, al desafío político-institucional que de verdad más preocupa en Moncloa: Cataluña. Aquí reiteró una vez más su oferta de diálogo a las instituciones catalanas, siempre «dentro de la ley» y «sin fecha de caducidad» . La puerta del Ejecutivo, insistió, permanece abierta para tratar los «problemas» de los ciudadanos, incluidos los 45 puntos que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont , entregó al presidente Rajoy, aunque no cabe negociar el cumplimiento de la ley ni de la Constitución.

Y como viene siendo habitual en el discurso público del presidente, tendió una salida de escape a la antigua Convergencia, ahora supeditada al apoyo parlamentario de radicales. «Es triste observar cómo la política en Cataluña está prescrita por el extremismo que representa la CUP . Se ha desplazado el centro de gravedad de la política catalana, que era realista y posibilista, a territorios marginales e incontrolables», declaró Méndez de Vigo.

Las consecuencias de esa deriva hacia la radicalización «son evidentes», dijo. Por un lado, la «apropiación excluyente de las instituciones», la «secregación de los discrepantes cuyos derechos se ignoran» y la «ruptura de la concordia en la sociedad catalana al no respetarse el pluralismo».

Que no nos engañen

Preguntado sobre si el Estado se ha inhibido en Cataluña, indicó que en esta legislatura el Gobierno «quiere estar muy presente», como muestra la gestión encomendada a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría , para establecer «una relación directa» no solo hacia los gobernantes sino con la sociedad catalana. Saben que pueden contar con nosotros».

Al presidente catalán le advirtió de que «no engañe a la gente» y reconozca que Cataluña quedaría fuera de la Unión Europea si se produce la independencia de España. Y admitió que elegir entre Donald Trump , el Brexit o Marine Le Pen , como se le requirió, sería como elegir «entre Guatemala o guatepeor».

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