La Marcha Verde, orgullo y vergüenza de Hasan II
«Fue un chantaje horrible, pero un chantaje lícito y no condenable por ley alguna». Así calificó Hassan II la Marcha Verde casi dos décadas después. Fue en realidad un gran farol culminado con éxito, qué duda cabe, en la jugada maestra de su reinado. Marruecos recuperaba de facto, que no de derecho, sus «provincias del sur», las hasta entonces tierras españolas de Saquia el-Hamra y Río de Oro, el antiguo Sahara español.
Casi tres lustros después de acceder al trono, agobiado por el hambre de su pueblo -hambre de pan y de libertad-, Hassan II buscó y halló una tabla de salvación en el enfrentamiento con su España, su enemigo secular, frescas aún las heridas de Annual y el barranco del Lobo.
Mientras maduraba su proyecto, meses antes de obtener los apoyos internacionales necesarios y de anunciar al mundo la Marcha Verde, las Fuerzas Armadas Reales ya merodeaban el territorio en busca de escaramuzas -Ifni, Mahbes...- en las que medir la voluntad y la decisión del contrario.
Transcurría el tórrido verano de 1975 con una tensión creciente, mientras aumentaba el número de buques de la Armada española fondeados frente a las costas saharauis y el de unidades del Ejército acuarteladas en las Canarias.
El contraespionaje español, convencido, todavía esperaba en septiembre una acción armada que nunca se produjo.
El 16 de octubre, con Franco ya en su lecho de muerte y el Gobierno de Madrid contra las cuerdas, Hassan II anunciaba su «Massira al-Hadra», la Marcha Verde que dejó a la diplomacia española con los ojos como platos y a «la fiel Infantería» con un gato rabioso en las entrañas.
Al amanecer del 6 de noviembre, cerca de 350.000 marroquíes, civiles armados del Corán y de banderas rojas con la estrella alauí en sus corazones, pentagonal y verde, atravesaban la frontera en una marcha polvorienta y alegre. Se hallaban a sólo 13 kilómetros de la línea española de defensa, pero las bocas de los cañones nunca escupieron fuego.
La suerte estaba echada... el 12 de enero de 1976 embarcaban en El Aaiún las últimas tropas españolas. El Tribunal de La Haya dictaminó en contra de la anexión marroquí. Esta no era otra guerra de Marruecos para España, sino para el Frente Polisario, que el 27 de febrero de ese año proclamaba la República Árabe Saharaui Independiente.
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