Análisis
¡Llegan tarde, ya ha consumado!
El PSOE sigue siendo incapaz de explicar con razones de lógica política y empatía emocional su claudicación ante Bildu
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Iniciar sesiónLa cara de José Luis Ábalos , número tres del PSOE, recordaba ayer a la del amante sorprendido por su pareja bajo las sábanas junto a un bulto sospechoso arropándose de pecho para arriba. «No es lo que parece». Nadie ha pactado con ... Bildu y por eso las náuseas de algunos dirigentes socialistas indignados son solo fingimientos, sobreactuaciones propias de un hipocondríaco cuyo mal trago ya pasará. La versión de la Ejecutiva del PSOE es que Pedro Sánchez no ha suscrito un pacto de legislatura con Arnaldo Otegui, sino que Bildu, en un ejercicio de encomiable lealtad institucional, se ha avenido a prestar sus votos al Gobierno para permitir que esa España que tanto importa a las rémoras de Batasuna apruebe sus Presupuestos. Es casi enternecedor, pero resulta irónico, por absurdo, que el PSOE se ampare en el argumento de una pretendida generosidad de Bildu para afirmar que no ha claudicado. En la imagen fija, el bulto está bajo la sábana, la familia y los vecinos lo saben, y nadie cree la coartada inventada de que los escaños batasunos son imprescindibles para Sánchez. Esa es otra desahogada deconstrucción de la realidad o, más fácil aún, la construcción de otra mentira para legitimar a Bildu y corroer las entrañas de medio socialismo.
A Ábalos, como a Sánchez o a Adriana Lastra, o como a cualquier ministro que no milite en Podemos o a cualquier diputado socialista, les resulta imposible justificar con razones de lógica política y de empatía emocional la razón real de este giro del que el propio presidente del Gobierno abjuró. «No pactaré con Bildu. Y se lo repito cinco veces, cincuenta si hace falta» . Pero sí ha pactado y necesariamente la motivación tiene que ser otra ajena a los Presupuestos.
El proyecto de Sánchez es liderar el nuevo «régimen» de esa izquierda radical anunciado por Otegui y concluir la fase de blanqueamiento del terrorismo iniciada por Zapatero en la primera década del siglo. Es un proyecto divisor en lo ideológico y rupturista en lo social para justificar la merma de libertades con la que dar por superada la dinámica del bloque constitucionalista en defensa de la España consagrada en la Carta Magna. El de Sánchez, bendecido ayer por la Ejecutiva más sumisa que jamás tuvo el PSOE, es un paso más, el definitivo, para superar una frontera moral que incluso celebró en el Congreso con aplausos y abrazos. Alzar la voz disidente en el PSOE ni siquiera es ya un ejercicio de riesgo. Es solo un gesto inocuo y resignado cuando comprueban cómo asoma un charco de sangre bajo las sábanas. Ese PSOE irritado llega tarde. Ya pueden vomitar sin prisas. El amante ha consumado porque así se lo han consentido.
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