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Luis María Ferrández

Odiar a un niño

Tiene sólo cinco años y ya conoce en su piel el hedor fulminante de una mala mirada, de un insulto a tiempo, de un desprecio o de una pancarta

Luis María Ferrández

No es el niño del pijama de rayas, pero podría serlo. Se está vistiendo para ir al colegio, ese extraño lugar donde le han convertido en un leproso sin llagas y un pecador sin pecado. ¿Su culpa?, haber recurrido a la justicia para que ... se haga justicia donde no la había . Tiene solo cinco años y le pondrán al otro lado de la alambrada, será el último de la fila y quizás, un día, verá su nombre en la esquina de la pizarra. ¿Su pecado? Haber pedido justicia en la república de lo injusto.

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