Los «llanitos», en el mejor de los mundos

Hace ahora un siglo el Reino Unido terminaba de construir una verja sobre el istmo que separa Gibraltar de La Línea de la Concepción. Los británicos pretendían así consagrar sus dominios sobre un territorio que no les pertenecía y sobre el que España, por razones ... humanitarias había permitido instalar un campamento para atender a los afectados por fiebre amarilla.Hoy, esa verja es posiblemente uno de los obstáculos que más les gustaría ver levantados a los gibraltareños. Su vida no es mala, pero sería mucho más cómoda sin ella. Un buen número de ellos poseen casas en Sotogrande o en otras localidades próximas a las que acuden con frecuencia. La animación en el interior de la colonia británica en cuanto comienza a caer la noche no es precisamente grande. Así que los «llanitos», más parecidos en su carácter a los vecinos linenses que a los británicos, no tienen ninguna pereza para atravesar la verja y dejarse envolver por el espíritu sureño. Después de todo, sus conversaciones se producen con naturalidad con un marcado acento andaluz, entreverado de palabras o frases inglesas, «you know what I mean?» .Muchos pasan a pie para evitarse las largas colas de automóviles, aunque gracias a los acuerdos del Foro Tripartito de Diálogo, el tránsito en coche hacia La Línea es ya mucho mas ágil. Los agentes de la Guardia Civil siguen controlando la salida, pero no obligan a todos los automovilistas a enseñar el maletero, Aún así, a las horas puntas, las colas se alargan. Y lo mismo sucede cuando se pretende pasar a Gibraltar.Ahora, además cuentan con vuelos directos a Madrid, sin necesidad de ir a Jerez o Málaga y España ha facilitado que las comunicaciones telefónicas hayan mejorado. Los cruceros turísticos siguen llegando y el centro financiero funciona sin problemas. Para los servicios de bares y hoteles y para las tareas de construcción, siempre hay mano de obra al otro lado de la verja. Así que, ¿para qué pensar en un futuro «español»?.