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Una ley electoral de otra época que penaliza a los emergentes

Políticos y expertos coinciden:hay que reformar una norma cuya modificación pierde el interes de los partidos cuando entran en el Parlamento y pasan a beneficiarse de ella

En qué consiste el voto rogado

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Imagine una campaña electoral sin normas. Vox y otros partidos podrían haber participado en un debate a múltiples bandas. También hubiera habido uno –o mejor, muchos– debates cara a cara entre los distintos candidatos. Hoy habría encuestas y sondeos en todos los periódicos y televisiones. ... Y esta tarde los candidatos apurarían por pedir el voto a los indecisos más rezagados hasta las ocho menos un minuto de la tarde. Esa sería la parte buena. La mala, que no habría ningún control sobre la limpieza e independencia de las empresas demoscópicas , que las ciudades estarían empapeladas con las caras de los candidatos de forma perpetua, que llegarían mensajes a los teléfonos móviles pidiendo el voto a todas horas y que, en definitiva, esto sería una rutina extenuante.

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