El cantazo de Cantó
El fichaje de Cantó le interesaba a Génova para mandar el mensaje de que Ciudadanos era ya un proyecto muerto, pero desde su llegada a Madrid el actor está demostrando una enorme capacidad para crear a Ayuso problemas innecesarios. Por algún motivo que se escapa a cualquier análisis racional en clave madrileña, Isabel Díaz Ayuso le está dando cuartelillo
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Iniciar sesiónImprovisar es hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación. Admirable en un actor como Toni Cantó, sorprendente en un rapero, estimulante en un saxofonista… y muy peligroso en una presidenta autonómica. Desde la abrupta llegada de Toni Cantó a la política madrileña, sus bolos ... se cuentan por escándalos. Todo comenzó el 15 de marzo, cuando fue el primero en saltar del barco de Ciudadanos tras la errática estrategia de Inés Arrimadas con la moción de censura en Murcia. Aquella mañana de cuchillos largos en Alcalá 253, sede nacional de Ciudadanos, Cantó no improvisó nada, todo estaba adecuadamente guionizado: entre lágrimas de cocodrilo, dijo que lo primero sería llamar a su representante para encontrar algún papel «en lo mío». Mal, mentira, porque llevaba meses utilizando la tribuna de las Cortes valencianas para lanzar guiños a Ayuso; como él mismo adjetivó, «el milagro económico de Madrid». Su plan no era volver a los escenarios, su guión estaba escrito. La que ha tenido que improvisar ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid. Como le gustaba decir a Rajoy, la improvisación y la ansiedad, en política, son malas consejeras.
Lo cierto es que las prisas por atraer a Cantó al Partido Popular no eran de Ayuso, sino de Pablo Casado, conjurado en ese momento en dar el zarpazo definitivo al partido naranja. El fichaje de Cantó le interesaba a Génova para mandar el mensaje de que Ciudadanos era ya un proyecto muerto, no a la Puerta del Sol, pues Ayuso no necesitaba fichar a nadie para merendarse a Ciudadanos y arrasar en las elecciones, por eso las convocó. Pero la presidenta, convertida ya en candidata para el 4M, cedió al interés nacional de su partido e incorporó a Cantó como número cinco de la lista, ni más ni menos. Aquello fue una improvisación que se encargó de desvelar el padrón municipal y de confirmar el Tribunal Constitucional y que sirvió de munición contra Ayuso. Cantó como argumento contra Ayuso, primera secuencia.
Fuera ya de las listas, el actor se esforzó en demostrar su identificación con el programa del PP participando activamente en la campaña. Algo así como que lo suyo son principios, no sillones, y que estaba dispuesto a enmendar los daños causados con su entusiasmo efectista, tuitero y populista. No lo consiguió, porque la sospecha de que algún día recibiría el pago por los servicios prestados al PP siempre estuvo ahí. Y el día acabó por llegar: director de la Oficina del Español y 75.000 euros anuales. Cantó como argumento contra Ayuso, segunda secuencia.
No seré yo quien critique cualquier iniciativa para promocionar el español. Impulsarlo no sólo es una oportunidad, sino una obligación de las administraciones públicas, porque detrás de los 450 millones de hispanohablantes hay un potencial económico incalculable. Precisamente por eso, la críticas no deben ir al departamento, que también ha formado parte de propuestas municipales del PSOE madrileño, sino a que se designe director a un tipo que celebra su nombramiento con un tuit mal redactado y en que las comas están puestas como quien echa la sal con un salero. Cantó como argumento contra Ayuso, tercera secuencia. Poner comas entre el sujeto y el predicado, y hacerlo dos veces en un tuit, debería ser motivo de inhabilitación.
Desde su llegada a Madrid, Cantó está demostrando una enorme capacidad para crear a Ayuso problemas innecesarios, y por algún motivo que se escapa a cualquier análisis racional en clave madrileña, Isabel Díaz Ayuso le está dando cuartelillo. Es comprensible el valor estratégico que para Pablo Casado tenía Cantó para arrearle un estacazo a Inés Arrimadas, y es evidente que Cantó ha jugado bien sus cartas, pero el desgaste que provoca a Díaz Ayuso la incorporación a su proyecto de este elemento exógeno es impagable para la oposición. Cantó es preso de su hemeroteca, porque es un político forjado en el oportunismo, con un recorrido muy corto y la profundidad de un dedal.
Ahora que está de moda manosear a Ortega y Gasset, hay que decirle a Ayuso que «no es esto, no es esto»: no, porque su éxito no estará en el campo del populismo, sino en el éxito en una gestión transversal. Ella fue la primera en decir que muchos de los votos que recibió el 4-M eran votos prestados, y tenía razón. Los mismos que hoy albergan algunas dudas. En todo este proceso, Cantó ha seguido un guión, y Ayuso ha ido improvisando. El actor ya come caliente y la presidenta paga el menú. La presidenta, o todos los madrileños. Un cantazo.
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