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El cantazo de Cantó

El fichaje de Cantó le interesaba a Génova para mandar el mensaje de que Ciudadanos era ya un proyecto muerto, pero desde su llegada a Madrid el actor está demostrando una enorme capacidad para crear a Ayuso problemas innecesarios. Por algún motivo que se escapa a cualquier análisis racional en clave madrileña, Isabel Díaz Ayuso le está dando cuartelillo

Toni Cantó, ayer, en Madrid EFE
Juan Fernández-Miranda

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Improvisar es hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación. Admirable en un actor como Toni Cantó, sorprendente en un rapero, estimulante en un saxofonista… y muy peligroso en una presidenta autonómica. Desde la abrupta llegada de Toni Cantó a la política madrileña, sus bolos ... se cuentan por escándalos. Todo comenzó el 15 de marzo, cuando fue el primero en saltar del barco de Ciudadanos tras la errática estrategia de Inés Arrimadas con la moción de censura en Murcia. Aquella mañana de cuchillos largos en Alcalá 253, sede nacional de Ciudadanos, Cantó no improvisó nada, todo estaba adecuadamente guionizado: entre lágrimas de cocodrilo, dijo que lo primero sería llamar a su representante para encontrar algún papel «en lo mío». Mal, mentira, porque llevaba meses utilizando la tribuna de las Cortes valencianas para lanzar guiños a Ayuso; como él mismo adjetivó, «el milagro económico de Madrid». Su plan no era volver a los escenarios, su guión estaba escrito. La que ha tenido que improvisar ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid. Como le gustaba decir a Rajoy, la improvisación y la ansiedad, en política, son malas consejeras.

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