Interior refuerza los medios por mar y aire en Mauritania y Senegal para frenar los cayucos
La clave en la crisis de 2006 fue África, y el Ministerio dobla la apuesta de la cooperación con los socios atlánticos
Cayucos en las playas de Nuatchok, Mauritania
El año que está a punto de finalizar ha sido el de la reactivación de la ruta migratoria que conecta África con las Islas Canarias, en parte una consecuencia más de la pandemia, y el Ministerio del Interior ya prepara un despliegue «a ... corto y medio plazo» de medios por mar y aire para frenar los cayucos desde su salida de las costas de Mauritania y Senegal, recursos que vendrán a reforzar los ya existentes.
Este incremento se ha decidido a la vez que en las últimas semanas se multiplicaban los esfuerzos para cortar este tráfico de seres humanos en el Atlántico, que en la primera quincena de diciembre se tradujeron ya en una ralentización de las llegadas: fueron 1.886 en el archipiélago, mil menos que en las dos semanas anteriores. En el foco de los trabajos está también Marruecos , de donde se estima que proceden la mitad de los inmigrantes que han transitado en 2020 por esta ruta.
A corto y medio plazo
La decisión de enviar más medios de lucha contra la inmigración a los países de origen de las embarcaciones se ha adoptado tomando como base la experiencia de 2006. Cuando la clave del fin de la llamada «crisis de los cayucos» fue la colaboración con estados africanos, en particular con Senegal y Mauritania, donde en octubre ya se mejoró la misión con la incorporación de un avión de vigilancia CN235 a las capacidades que ya estaban operativas allí. Esto es, un buque oceánico de Guardia Civil y dos patrulleras y un helicóptero de Policía Nacional.
Hasta la zona ahora se trasladarán dos buques oceánicos más, una patrullera de altura, un helicóptero y una embarcación semirrígida, que estarán acompañados de dotaciones suficientes llamadas a sumarse a las que Guardia Civil y Policía Nacional mantienen en ambos países, ya hace más de una década.
Este año han llegado a Canarias 21.452 personas. En 2006, lo hicieron 31.678 en 515 embarcaciones, unas cifras nunca vistas hasta entonces. Aquel número era siete veces el registrado en 2005 -4.715 en total- y multiplicaban por cuatro los inmigrantes que durante ese año habían cruzado el estrecho de Gibraltar, unos 7.500.
Para hacer frente a la situación, España recibió refuerzos de Europa a través de su agencia de fronteras, Frontex, pero la ayuda determinante provino de África, fundamentalmente a través de dos vías: los acuerdos de repatriación y los suscritos con Mauritania y a Senegal para el establecimiento de patrullas conjuntas compuestas por agentes españoles y locales llamadas a operar en las costas. En las Islas se instalaron los radares del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) y se llevó a cabo una importante labor de inteligencia para combatir a las mafias.
El descenso a cero
El resultado fue espectacular. De esos casi 32.000 inmigrantes computados en el archipiélago en 2006 se pasó al año siguiente a menos de la mitad, 12.478 y a 9.181 en 2008. En 2009 ya fueron 2.246 y en 2010, ya solo 196 según datos de Frontex.
La misma secuencia vista desde la otra orilla, la africana, dice que ya en 2006 se lograron interceptar -y devolver a tierra- a 4.290 aspirantes a la emigración. En 2007 fueron muchos más, 8.574. En 2008, 6.659. Y desde 2009 se registran números en franca bajada: 2.570 frenados en origen ese año y en 2010, 365.
Lo ocurrido en ese periodo demuestra que los movimientos de embarcaciones de la inmigración irregular rumbo a Canarias pueden reducirse a cero, como sucedió en los primeros años de la década de 2010. Conviene no olvidar que esa calma coincidió con tiempos en que había posibilidades de cruzar a España bien a través de las vallas de Ceuta y Melilla o de las pateras en el Mediterráneo, opciones que se cerraron en 2019 vía inversiones y ayudas a Marruecos, lo que ahora ha desembocado en la reapertura del camino migratorio atlántico.
Al trabajo con Mauritania y Senegal se suma también la colaboración con Gambia, donde España ya no trata de cortar la partida de cayucos, sino de prevenirla. Cabe no olvidar que un 15 % del PIB de este estado lo componen las remesas de dinero que envían sus nacionales desde otros países, lo que hace referencia a su larga tradición migratoria.
La secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, viajó a mediados de mes al país, a cuya disposición se ha puesto un fondo de 400.000 euros para material de lucha contra este tráfico irregular. Desde 2008, España está presente en la vigilancia costera de con una embarcación de la Guardia Civil.
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La clave de la crisis de 2006 fue África y el Ministerio dobla su apuesta ahora por una mayor colaboración con los socios estratégicos en el Atlántico