Interior mantiene a los escoltas de Urdangarin

Urdangarin pidió autorización judicial para ese viaje, igual que tiene que hacerlo cada vez que abandona España dado que aún no ha terminado de cumplir su pena. La autorización para salir se le concedió, según las mismas fuentes. Por tanto, el exduque de Palma habría cumplido su obligación judicial y los escoltas su cometido a rajatabla.

Cada vez que Iñaki Urdangarin se desplaza a Ginebra para ver a su familia o, como en el caso de las fotografías, a Francia informa al juez y a su equipo de seguridad, y los escoltas que lo acompañan le dejan o bien en el aeropuerto o en la frontera, si viaja en coche . Cuando regresa debe avisar por qué punto va a entrar para que vayan a buscarlo, según el protocolo. Y esos agentes comunican a diario los movimientos de su jornada laboral y, por supuesto, si hay alguna incidencia. «Ningún escolta se la jugaría para entrar en Francia o en otro país con pistola sin avisar al Ministerio arriesgándose a que los detengan», indican fuentes policiales.

La decisión de mantenerle la protección corresponde al Ministerio del Interior que, de momento, ha determinado que continúe tras el comunicado de la pareja de que interrumpía su matrimonio. Una vez que el divorcio se haga efectivo, esa situación se revisará. Lo normal es que se le quiten los escoltas asignados a la comisaría especial de Casa Real aunque Interior puede optar porque continúe con un servicio de seguridad pagado con fondos públicos como el que tienen decenas de protegidos, al menos durante un tiempo. La evaluación del riesgo es la clave, aunque a diferencia de lo que ocurrió con el exmarido de la Infanta Elena, Jaime de Marichalar, Urdangarin es un reo condenado y alejado, ya desde el escándalo de Noos, de la Familia Real.

La decisión del divorcio es privada, pero la seguridad de Urdangarin y sus hijos es pública, y se adoptará cuando corresponda. Desde el Ministerio del Interior declinan pronunciarse sobre la última polémica en torno al exduque de Palma y sus escoltas.