Radiografía de los indignados de Sol: quiénes somos, qué queremos

Así lo cuenta a ABC Tomás Muñoz, portavoz de este grupo hoy porque mañana cederá el testigo a otro de sus 4.000 compañeros del «AcampadaSol». Y así ocurre en «Juventud sin Futuro» , donde hoy habla Rita y mañana quién sabe. Con «Madridtomalaplaza.net». Y con otros muchos. Es un fenómeno interesante, aunque solo sea desde la óptica sociológica: cómo gente, que no se conoce de nada, entabla amistad por un ideario común y van rotando a la hora de dar la cara para que, sus apariencias, sus formas de hablar, no condicionen la opinión de, por ejemplo, el telespectador que les observa a través de la pequeña pantalla.

Esos cientos de grupos corrieron a gritar su proclama común - «Que no, que no nos representan»- después de que un movimiento cívico llamado «Democracia Real ya» lograse congregar en la calle de 60 ciudades distintas a unas 100.000 personas. Fue el 15-M . El llamamiento había tenido éxito. Llevaban meses invitando a todos los jóvenes descontentos, hartos del bipartidisimo que domina la escena política española, cabreados con las entidades financieras, convencidos de que durante estas elecciones municipales y autonómicas los partidos, todos sin salvedad, iban a utilizar una vez más su voto intentándoles atraer con el gancho de «facilidades» que no les han dado durante la campaña. Así que no estaban dispuestos a que volviese a ocurrir.

Es cierto que muchos de ellos sintieron el aldabonazo de la «acción» tras el 15-M. Por eso, el 17-M ha sido mucho más voluminoso y 130.000 personas llegaron a salir a las calles en España. Además de que el foco de los medios, nacionales e internacionales, con lo que eso significa, ya estaba allí. Como lo estuvo en la Plaza Tahrir (o de la Liberación) de Egipto y Yemen, la Plaza de la Kasbah en Túnez o la Plaza de la Perla en Bahréin, símbolos de las revueltas juveniles del mundo árabe convocadas a través de Red de redes, de cuya potencia y alcance ya no duda nadie. Al grito de «Millones de parados y ninguno callado» o «No vamos a pagar vuestra crisis» , las pegatinas y los términos más buscados a nivel mundial en el ciberespacio -los «trending topic #nolesvotes, #15m, #15mani, #acampadasol, #yeswecamp, #nonosvamos» -, hay miles de jóvenes que se identifican con los ecos que hoy reverberan en el epicentro de España. Y que se multiplican como hongos en toda la geografía nacional, hasta el punto de que ya se ha creado un mapa de acampadas donde en un vistazo se observa que la cosa no es baladí. [ Mapa de las acampadas ]

Para contradecir a aquellos que todavía se quedan en el cascarón de lo que significa esta movilización ciudadana, ha brotado entre los cientos de miles de personas que a estas horas siguen el discurrir del movimiento a través de Twitter otra constructiva iniciativa: arremolinados en torno al «#esunaopcion» proponen medidas que sí les ayudarían. «Es una opción pagar la hipoteca con intereses más bajos a cambio de un trato con la empresa», «es una opción reducir la capacidad legislativa del Parlamento», «es una opción dar menos ayudas a los de los yates», «es una opción tomarse la realidad con humor»... Ni qué decir tiene que para estos jóvenes, si los partidos políticos que se pegan ahora en los mítines recogiesen algunas de estas propuestas, no andarían tan preocupados por los efectos reales que acarreará en sus sacas de votos el próximo domingo.

Como ocurrió con el 13-M frente a Génova, solo el tiempo pondrá óptica y sabrá interpretar qué ha nacido en Sol . Qué se gestó en la Red y explotó en plena campaña electoral. Y el próximo domingo, cuando se cierren las urnas, veremos cuántas de esas papeletas aparecen tachadas con el grito «#nolesvotes» y convertidas en nulas, como piden algunos de los manifestantes, de manera que se expresen oficialmente resentidos con el sistema político actual. O cuántos de aquellos, como Tomás Muñoz, que dicen estar luchando para conquistar «su propia dignidad», creen que es democrático y digno tener una vivienda, como recoge la Constitución, y un empleo que no sea precario. «El único comando común que tenemos ahora es el de que se nos oiga, porque estamos en campaña, y la única catalogación universal en la Puerta del Sol es de que son gente sin empleo », sintetiza Muñoz.

Desde «Democracia Real ya», resuelven las dudas que ha suscitado su nombre respecto a si eran grupos de ácratas o anarcoliberales: no van contra el sistema, pero no tener un empleo y posibilidades de futuro no es «una democracia real». Así, el grito de guerra ha sido «Lo llamas democracia y no lo es» . Resume Vitorio: «No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución».

Esta revolución ha pasado ya. El 15-M, el 17-M... quizás el 21-M porque los grupos no quieren detener el magma de incorfomismo que crece como la espuma y proponen llenar de cacerolas las ciudades el viernes o sábado (aún está por concretar la cita) que ensordezcan a la clase política y económica actual . Exigen cambios.Se desligan de los que van a «armarla», como en una celebración deportiva ocurre con los grupos de ultras emperrados en reventar la fiesta frente a los que quieren que las protestas sean pacíficas.

La arenga será la que verbaliza Tomás Muñoz, de 26 años: «La clase política, el Gobierno, no está dando respuesta de lo que sucede a quienes les votan y les sientan ahí, sino que prefiere rendir cuentas ante los mercados internacionales, ante el FMI». Ese retorno a las calles tiene que ser precisamente eso: una fiesta de la democracia y la libertad de expresión en el asfalto, antes de la fiesta del voto libre.