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La hora de la verdad

2015: Crecimiento económico, populismo y soberanismo

Artur Mas, presidente de la Generalitat Efe

JUAN FERNÁNDEZ MIRANDA

Elecciones generales. Ese es el factor diferencial del último año de la legislatura. De una u otra manera, la llamada a las urnas a finales de año repercute en el discurrir de los principales desafíos que han ido surgiendo en los últimos años. El 20 de diciembre , los españoles deberán pronunciarse con su voto sobre el éxito o fracaso del plan económico diseñado por el Gobierno y dirigido personalmente por su presidente desde diciembre de 2011. Además, ese día sabremos a ciencia cierta cuál es la dimensión de los partidos emergentes, inflados y desinflados por encuestas y sondeos. Del mismo modo, el electorado español propiciará con su voto la formación de un nuevo gobierno que habrá de afrontar el desafío soberanista catalán, el episodio más difícil del final de la X legislatura.

Este año, Artur Mas ha incrementado al máximo la presión sobre el Gobierno al convocar unas elecciones autonómicas en clave plebiscitaria. El resultado del 27-S fue satisfactorio para quienes consideran que Cataluña debe seguir integrada en España, pero no lo suficiente como para doblegar el ánimo de los independentistas: aunque el número de votos a las listas soberanistas (Junts pel Sí y CUP) representó el 35,5 por ciento del censo electoral, la suma de escaños alcanza la mayoría absoluta del Parlamento catalán (62 para JxS y 10 para la CUP, estando la mayoría en 68). Cuestión bien distinta es que sean capaces de ponerse de acuerdo para investir a un presidente . Precisamente en este punto entran en juego un nuevo factor: el famoso caso del 3 por ciento que hace ahora diez años popularizó Pasqual Maragall en 2005... resulta que es verdad, a tenor de las investigaciones policiales y judiciales. La corrupción en CDC -CiU también saltó por los aires ante la persistencia de Mas por forzar la legalidad- está cada vez más cerca de su presidente, y esa es una realidad que es difícil de obviar para los antisistema de la CUP. Sea lo que sea, todo parece indicar que los partidos indepependentistas están esperando a las elecciones generales para ver si de las urnas surge un nuevo Gobierno más proclive a escuchar sus reivindicaciones y alcanzar un acuerdo que desatasque el callejón sin salida en el que se encuentran. De ahí la importancia del 20-D tras las elecciones catalanes, pues lejos de alinearse con el Gobierno, el PSOE de Pedro Sánchez ha tratado de diferenciarse acusando a Rajoy de «inmovilista».

El desafío de Mas ha propiciado qu e uno de los temas de este 2015 haya sido la unidad de España , y ahí ha surgido con fuerza un nuevo actor político: el resultado de Ciudadanos el 27-S (primera fuerza constitucionalista) le sitúa en una posición mucho mejor de lo esperada ante las elecciones generales (la encuesta de GAD3 para ABC publicada el pasado jueves le da 56 escaños).

Este año ha sido el de la llegada a las instituciones de las formaciones emergentes , tan presentes en el debate político como volátiles en las encuestas, pero su auténtico alcance lo dirimirán las generales. Ciudadanos llega aupado por el buen resultado del 27-S y presentándose como el partido de centro que puede pactar con PP y con PSOE. Su táctica ha sido llegar a acuerdos con la fuerza más votada en Andalucía (PSOE) y Madrid (PP), pero sin entrar en gobierno alguno. Sin embargo, Podemos -o sus marcas blancas- llegará a las elecciones después de haber conseguido gobernar en los ayuntamientos más importantes de España (Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, La Coruña), lo que le ha obligado a mojarse. El fracaso del primer ministro griego, Alexis Tsipras, en su ataque a la UE también ha contribuído a un desgaste que ya se refleja en las encuestas (39 escaños y cuarta fuerza en la de ABC, muy lejos de los tiempos en los que aspiraban a gobernar). Las elecciones autonómicas y municipales del 25 de mayo redibujaron el mapa político predominantemente azul (del PP) que salió de los comicios de 2011, lo que ha supuesto que los populares hayan perdido mucho poder territorial y el PSOE haya recuperado algunas plazas, aunque fuera a costa de incumplir el compromiso de Sánchez de no pactar con populistas.

El último año de legislatura es en el que la ciudadanía podrá hacer balance de las políticas económicas de Rajoy . La previsión es la creación de 600.000 puestos de trabajo en 2015 y que el PIB crezca por encima del 3%. No obstante, pese a los esfuerzos por bajar el déficit, la deuda ha crecido en 300.000 millones en la legislatura convirtiéndose en el principal punto flaco. El 20-D serán los ciudadanos los que valoren si el esfuerzo de ajuste -o recorte- liderado por el Gobierno ha merecido la pena.

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