El Gobierno tira la toalla ante Marruecos, sin que Zapatero se involucre en el caso
El Gobierno español parece haber arrojado la toalla en el caso de Aminetu Haidar, después de que ayer Marruecos volviera a denegar el permiso para que la activista saharaui pudiera entrar en El Aaiún a bordo de un avión medicalizado fletado por España.
A pesar ... de que, casi de manera simultánea a la nueva negativa, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, decía que el Ejecutivo continuaba sus gestiones, y de que esa sigue siendo la posición oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores, lo cierto es que en ese departamento ha cundido el desánimo ante la falta de cooperación de las autoridades marroquíes.
Ayer, Agustín Santos, jefe del Gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, que ha estado al frente de las negociaciones desde Lanzarote, dijo que lamentaba «profundamente» la decisión de Marruecos. Santos insistió, en que el día anterior Marruecos había concedido el permiso para el sobrevuelo del territorio marroquí y para el aterrizaje en El Aaiún, que fue finalmente retirado cuando el avión se disponía a despegar.
Versión de Marruecos
Todo indica, sin embargo, que, pese a lo que se había afirmado ayer desde el Gobierno, la única autorización de que se disponía era una de tipo administrativo, y no política, como fruto de gestiones diplomáticas.
La versión de Marruecos, difundida ayer a través de un comunicado de su Embajada en Madrid, es que España sabía desde las siete de la tarde que la autorización había sido denegada. Según el comunicado, el embajador, Omar Azziman, fue convocado a las cuatro y media de la tarde por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ángel Lossada, para entregarle una nota verbal en la que se presentaban las citadas solicitudes, sin fijar fecha ni hora. La nota añade que a las seis en Marruecos, las siete en España, el ministro marroquí de Exteriores, Taieb Fassi Fhiri, convocó, a su vez, al embajador español en Rabat, Luis Planas, para decirle que se denegaba la autorización.
La Embajada de España en Rabat confirmó a ABC que Planas estuvo en el Ministerio de Exteriores en la tarde del viernes, donde le transmitieron la negativa de aceptar el regreso de la activistas saharaui. El Gobierno marroquí fue claro al recordar que consideran que ha renegado de su nacionalidad y que esto, según le transmitieron al embajador, justifica que «no vayan a devolverle su documentación ni la vayan a dejar regresar».
«Nadie sale ganando de esto», reconocen en la legación diplomática, donde se respira rabia contenida porque consideran, aunque no lo puedan expresar públicamente, que el trabajo realizado en las relaciones bilaterales en los últimos años merecía otra respuesta.
Rabat, por su parte, ha demostrado una vez más que con sus «provincias del sur», como denominan al Sáhara Occidental no se juega. Ni España, ni Francia, ni nadie.
Lo cierto es que, en esta situación, al ministro Moratinos no le quedan ya muchas cartas que jugar, después de toparse una y otra vez con la negativa de las autoridades marroquíes a resolver el problema. Mientras, al menos hasta media tarde de ayer, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, seguía sin involucrarse directamente en la búsqueda de una solución y se limitaba a estar informado, según aseguraron a ABC fuentes gubernamentales.
Desde el PP, su diputado Rafael Hernando pidió, en declaraciones a Europa Press que Zapatero intervenga «seriamente» ante la «inoperancia» y la «torpeza» de su ministro de Asuntos Exteriores. En cualquier caso, en el Gobierno no se ha oído ninguna crítica hacia Marruecos y tan sólo algunas quejas aisladas por lo que consideran un trato no conforme a la amistad demostrada desde el primer momento por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.
Ayer, tras la nueva afrenta marroquí, Agustín Santos reiteró el ofrecimiento español a Haidar para que se acoja a alguna de las ofertas hechas por España días atrás, como pedir el estatuto de refugiada o un pasaporte español. Además, ahora, el Gobierno le ofrece, si lo desea, tener una residencia en España mientras dure su situación y realizar gestiones para que pueda recibir la visita de sus hijos y familiares que están en El Aaiún.
Aminetu respondió con un comunicado leído por su abogada Inés Miranda. Ayer ni siquiera tuvo ya fuerzas para salir del cuartito en el que lleva veinte días a la terminal. A los pocos que pudieron hablar con ella -lo hace a diario con su hijo Mohamed- les reiteró que sólo quiere volver a su tierra, que ella vino a la fuerza, que le arrebataron su pasaporte y que su reivindicación es justa y por ella está dispuesta a llegar hasta el final.
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